(4)Pasado

20 7 1
                                    

Aveces pienso que mi vida es una novela, hace un momento estaba ahí, viviendo uno de los momentos más dolorosos de mi vida y ahora estaba subiendo unas escaleras VIP a quién sabe dónde o por qué, la dueña del centro nocturno quería verme, creo que muy normal no es.

Nos adentramos a la zona VIP donde las mesas eran iluminadas con luces de neón y el piso era de cristal, vaya lujazo. Llegamos a un pasillo para luego pararnos frente a una puerta.

- Es aquí Dylan, abra la puerta y la señorita Jennie lo estará esperando.

- Un momento, cómo aquí todos saben mi nombre?

- La señorita Jennie es la única con derecho a hablar sobre eso, nosotros no estamos autorizados, mis disculpas.

Dicho esto se retiraron y yo me quede más curioso que momentos antes, así que sin pensarlo dos veces abrí la puerta y pos en ese momento la vi.

La señorita Jennie no era lo que me esperaba, yo me esperaba una señora un poco mayor, pero ella es básicamente casi de mi edad, además de que era una chica con un rostro angelical rozando la perfección y un porte erguido y esbelto, impresionante.

Ella me miraba serio sin decir ni una palabra, se levantó de su asiento y empezó a caminar hacia mí, para luego acercarse a mi rostro, mirándome fijamente me tomó el mentón y me dijo en tono de regaño.

- Dylan Allison, tu crees que tu madre hubiera querido ver como te avergüenzas de ti mismo?

- Espera qué? De qué diablos hablas niña?

- Conque niña eh? Se nota que no te das cuenta de a quien tienes de frente.

- En eso tienes razón pero aunque lo supiera no tienes derecho ni a hablar en nombre de mi madre ni a cuestionar mis decisiones.

- Dámelos Dylan.

- Qué cosa?

- Dámelos te dije, no te lo pienso repetir.

- Estás loca o que? No tengo ni la menor idea de lo que me estás hablando.

Ella tenía la vena del cuello marcada de lo enojada que estaba y yo aquí sin entender nada, se llevó la mano al bolsillo y sacó un estuche para guardar lentes de contacto y alzó la mano mientras me gritó.

- DÁMELOS AHORA O TE JURO QUE TE ARRANCO LOS OJOS EN NOMBRE DE TU MADRE.

Me quedé en blanco en ese momento, no puede ser, ella lo sabe pero como?, creo que será mejor hacerle caso.

Me retiré los lentes de contacto y se los entregué y acto seguido ella los guardo en el estuche y los tiró por la ventana con rabia, me dió la espalda y camino hacia su mesa para agarrar una botella de vodka para luego darle un sorbo como si no hubiera un mañana, tragó con dificultad y luego se dirigió a mi, yo ni siquiera podía levantar la cabeza mientras algunas gotas de lágrimas caían de mi ojos, mis malditos ojos, nunca mejor dicho.

- Mírate al espejo.

Yo no moví ni un dedo, cosa que la hizo enojar más .

- MÍRATE ORGULLOSO DYLAN , HAZLO POR TU MADRE.

Yo con un profundo dolor miré el espejo y los miré, luego de casi 3 años sin verlos, enseguida tantos recuerdos dolorosos vinieron a mi cabeza que mi cuerpo temblaba de miedo.

- Yo estaba ahí Dylan, a pesar de que me veas aparentemente joven tengo la edad de tu madre; mi hijo y tú nacieron el mismo día con la misma bendición, esto no es Hungría o Islandia, es casi imposible de verla en América, sin embargo, aquel 3 de Julio, en aquel hospital, nacieron dos niños totalmente diferentes pero con la misma bendición, sufrieron el mismo bullying, llegaron a verse a sí mismos como errores de la naturaleza, sin embargo los dos estaban equivocados, y hoy por hoy solamente queda uno, tú, así que si ojos mágicos, este no es ese lugar donde te criaste entre burlas, siéntete orgulloso de padecer Síndrome de Alejandría.

Ojos mágicos, solamente una persona me llamaba así, mi madre, mientras sonreía al ver mis ojos violetas, era la única que lo hacía.

🌆Expectativa✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora