Detrás de tu mirada

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Sin darme cuenta, mis pies me devolvieron al bosque en busca de aquel chico de cabellos rubios que decía ser un mago.

Intentando recrear mis pasos de mi paseo anterior, lo encontré sentado en el mismo árbol de la vez pasada, leyendo un libro distinto, con su gato en sus piernas como si me estuviera esperando, volteo al verme cuando llegue y me regalo una sonrisa. Me senté junto a él a la sombra de aquel árbol.

La verdad es que yo no creía en la brujas, pero recordaba como las narraban en los cuentos y Chifuyu era todo lo contrario, nunca lo vi vestir de negro, solía usar un sweater de lana blanco con unos jeans rotos en las rodillas. 

Hablaba todo el tiempo su gato negro, su fiel compañero que siempre le respondía con maullidos, me preguntaba si de verdad Chifuyu le entendía o solo fingía hacerlo.

A veces lo acompañaba a recorrer el bosque en busca de ciertas plantas que Chifuyu necesitaba para sus pociones, aunque la mayoría solían ser infusiones que tomaban a la hora del té.

Tiempo después descubrí que Chifuyu tenia un pequeño negocio donde preparaba pociones simples para mujeres ancianas que aún creían en la magia. 

Chifuyu era un genio, aunque me dijo que nunca fue a la escuela, sabia cuales plantas eran comestibles y como cuidarlas, sabia como usar las constelaciones para encontrar nuestro camino - aunque claro debes saber de donde vienes y a donde quieres ir - Dijo una noche en la cual nos quedamos en un claro del bosque acostados en el suelo y él me enseño las estrellas.

La alquimia era lo suyo, libros llenos de símbolos que yo no conocía y círculos de transmutación, plantas colgadas en su casa, cristales y libros amontonados por doquier. 

Un día Chifuyu me ofreció que lo acompañe por un trabajo, tenia que llevarle unas pociones a una anciana mujer que vivía en la ciudad, me emocione mucho, Chifuyu dijo que muy pocas veces se acercaba a la cuidad, la idea de mostrarle a Chifuyu todo lo que yo amaba de mi cuidad, que conozca a mis amigos, pasear en motocicleta juntos, comer Peyoung Yakisoba, era una idea realmente genial

Sus ojos brillaron cuando le dijo todo lo que haríamos en la ciudad, pero detrás de ello algo se escondía ¿Qué escondías detrás de tu mirada, pequeño brujo?

Aprendiz de brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora