Hojas de té

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Un día Chifuyu se encontraba particularmente apagado, pero su sonrisa y buenas acciones siempre presentes, hablaba con aires melancólicos, y su magia que brillaba cada día se sentía lejana. Trate de animarle sin comprender que le afligía, en mi ignorancia trate de ayudar, hasta la hora en el que el sol se oculta, Chifuyu revelo, tan misterioso como siempre, que sucedía, o mejor dicho, que iba a suceder. 

-Las hojas de té me han predicho que no me queda mucho tiempo en este lugar- Dijo sin mirarme- que el enfado de la gente por aquello que no comprende no lo puedo evitar-

-¿A qué te refieres?- El miedo se apoderaba de mi ante el mal presagio.

-La misión de un hechicero en una ciudad es ayudar a su gente, pero si la gente no quiere ayuda, nada se puede hacer- Siguió hablando aún evitando mi mirada- 

-Chifuyu mírame cuando me hables- 

Me miró, tal como le pedí, con los ojos llenos de lagrimas que se negaba a soltar, lo abrace para consolarlo, creí que el daría paso a su llanto, en cambio correspondió el abrazo y dijo - Ha sido el mayor honor y mi más grande alegría pasar tiempo a tu lado.- 

- No digas eso, no tienes que despedirte, no importa lo que piense la gente, quédate aquí, junto a mi, que lo demás se vaya al carajo- 

Él solo sonrió, no quiso hablar más del tema, ignorando lo recién dicho, cambio de tema. Cuando la noche cayó yo debía regresar a mi casa, Chifuyu no me pidió que me quede, si él lo pedía lo haría sin dudarlo, lo único que cambio fue es que esta despedida termino distinta a todas las anteriores. 

Él me acompaño hasta el fin del bosque como todos los días, pero en vez del "nos vemos mañana" que habitualmente decía, tomo mi mano y dijo - De verdad me gustas- Sus palabras se sintieron repentinas pero suaves, como una brisa de viento que te golpea, pero refresca todo tu ser. 

Me miraba directo a lo ojos, esperando una respuesta, pero yo no soy alguien de palabras, soy un hombre de acciones, así que para responderle, lo bese, junte nuestros labios en un lento y casto baile que no duro demasiado. 

-Tú de verdad, verdad me gustas Chifuyu- Respondí tras el beso. 

El sonrió con la mirada en nuestros pies, una lastima porque yo de verdad amaba ver su sonrisa. 

Esa noche regrese a casa sintiendo mágico todo lugar en donde estaba.

Aprendiz de brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora