Capitulo 4

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La Diosa Conejo al no tener firma e identificación para bienes, le pregunto a su retoño si podía ayudarle pero este estaba en las mismas. Pensó en un semejante en que confiase y sin discurrirse eligió al rubio salvador. Le pidió ayuda y él acabo aceptando, firmo obediente los papeles en tinta para la obtención del prestigioso búnker.

Naruto le entregaba los certificados de la base subterranea a la mujer de raíces blancas. Contento puesto que no saldarían absolutamente nada.

Kaguya recibió los folios, guardándolos en su manga donde Zetsu negro los guardaría estupendo. Mencionando al aloe este se maldecía por bailar MÚSICAS de humanos pútridos. El inconveniente era que sonó tan ardiente y el ex-Jinchūriki del Gyūki rapeo con mucho flow... Una emoción incluida era la vergüenza por haber bailado enfrente de su madre. Ya no esperaba salir ni hablar... Talvez debía consultar con la almohada.

- ¿Cómo es que respiramos tan abajo?

Aunque la matriarca es "inmortal" y no necesitara oxigeno. Se lo preguntaba por la profundidad que paso. Gracias a su habilidad de percibir chakra, lo sentía bastante arriba.

- Es por un complejo sistema de ventilación. Trae oxigeno nuevo y fresco

Explico la godaime. Lamentándose una vez más por el dinerooo. Y ella no era la única en ese aspecto económico. — ¡Ibiki!— llamo esta.

Kaguya se replicó mentalmente ¿qué es un sistema de ventilación?

- Entiendo

Aparecía entre todos un hombre imponente, de gabardina negra, guantes negros y su cara que llevaba dos largas cicatrices. Acercándose a la puerta de la sala donde interrogaron al rubio anteriormente, desactivo un sello de silencio que el mismo puso.

Antes de retirarse ofreció su mano a la Ōtsutsuki, esta estrecho desconfiada por lo que hace unos segundos hizo él. — un placer conocerla Kaguya-sama— dijo dando una respetuosa reverencia. Algo poco común y sorprendente en el que por muchos era un despiadado sádico. Pero, habría que ser educado en presencia de la peliblanca, sospechaba que la proclamada "diosa" era verdaderamente una, dado la entrega del búnker más importante del mundo y la tensión que noto en los Kages. Regreso con su escuadra.

Cambiando un poco de perspectiva, Shizune mandaba al resto de shinobis volver a la central, estos que ya estaban en seis escuadrones se fueron a las siete salidas situadas alrededor del salón, para que ninguna sea petada de gente. El Uzumaki se marchaba también.

- ¡Quédate aquí Naruto!

Aviso la Hokage viendo a los shinobis y a su asistente retirarse. Le quedaban asuntos pendientes con el rubio quien se devolvía desganado, también quería irse con su amigo Shikamaru.

Ya cuando los ninjas se retiraron la vieja Tsunade le susurro a Kakashi al oído, él cual asintió y camino alejándose del grupo. A otro que le murmuro fue al Kazekage.

La rubia pisaba el suelo en espera del peliplateado y esto le pareció sospechoso a Naruto, tramaban algo nuevo y no le gustaba.

- ¿No nos iremos obachan?

Pregunto el ojiazul sentado en el frio suelo del lugar. Las pisadas de Tsunade incrementaron, esto le dio escalofríos y mal estar de estomago al rubio.

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