Capítulo 8

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"no hay garantía
de que esta vida sea fácil"

"cuando mi mundo se está destruyendo
cuando no hay luz para romper la oscuridad
es cuando yo te miro"

"y sé que no estoy sola"

-Pues sí maja, como lo oyes- dijo Gavi ilusionado- Me voy a sacar el carnet e igual en Navidad me compro la moto.

Estaba con Pablo en el banco de un parque. Era sábado, así que nos fuimos a comer y ahora estábamos dando vueltas por la calle. Esta noche el Barça jugaba contra el Celta, e iba a ir a verlo jugar.

Había pasado  tan solo un día desde la conversación tan intensa que tuvimos. Hemos vuelto a tocar el tema antes. Pablo me preguntó como me sentía respecto a todo esto, y la verdad es que me cuesta, pero si es el precio por estar cerca suyo, estoy dispuesta a pagarlo.

De todas formas, preferimos no hablar mucho del tema para no agobiarnos. Yo tengo suficiente con lo mío y Pablo tiene suficiente con la pedazo bronca que les echaron los directivos del Barça a él y a los demás.
Al final tampoco fue tan grave, la gente se olvidó, algunos entendieron que solo eran adolescentes que quieren pasárselo bien y que no siempre pueden manejar tanta presión.

-Venga ya- le respondí- ¿Enserio?- pregunté y él asintio- ¡Qué bien!- empecé a gritar emocionada- Así ya no tenemos que pedir un taxi siempre que queremos movernos, es un coñazo.

-Teniendo en cuenta que siempre los llamo yo y los pago yo...

-No estropees el momento Gavira- le corté- Enserio, que guay. Siempre he querido tener un nov...- me callé en cuánto me di cuenta de lo que estaba a punto de decir.

Miré hacia Gavi, y él tenía su típica risa burlona.

-¿Siempre has querido tener qué?- me vacilaba.

Joder Sandra, ya has metido la pata. Ni os habéis dado un simple beso y tú cabeza ya está pensando en algo más. Pensé.

No sabía que responderle, me puse muy nerviosa. Pedí al cielo algún tipo de salvación, y me la dió.

En ese momento me sonó el móvil. Me estaba llamando mi padre. Gracias.

-Dime papá- dije cuándo descolgué el teléfono- Eeee sí, estoy por aquí ¿Por qué? Ah, sí sí. Te espero. Gracias papá.- y colgué.

-¿Qué pasa?- preguntó Gavi.

-Mi padre está por aquí, y me ha dicho que si me lleva a casa.

-Mejor, así no te tengo que pedir un taxi- me dijo riéndose, y le pegué un codazo.

-¿Tú como vas?

-Yo si que me pillare uno- me respondió.

-¿Seguro? Le puedo decir a mi padre que te acerque a La Masia.

-No hace falta, tranquila niña- me dijo a la vez que me pellizcaba suavemente la mejilla.

Poco después vi como se acercaba el coche de mi padre.

-Pablito, ahí está mi transporte- dije levantandome. Ahora venía la peor parte: la despedida.

-Venga niña, hasta esta noche- dijo él también,poniendose de pie.

Nos quedamos uno en frente del otro. Tuve que pensar en que mi padre nos estaba mirando a lo lejos, así que me limité a darle un abrazo. Él me lo correspondió y me dió un beso tierno en la mejilla.

Este chico me estaba volviendo loca.

Nos despegamos del abrazo y me fui camino al coche. Antes de entrar me giré y Pablo seguía ahí de pie, mirándome. Me despedí de nuevo moviendo la mano y me metí en el coche.

Huracán || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora