Sonrojos por mil

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Enero.

Saldremos por primera vez. Lo conozco hace dos semanas por Instagram. ¿Y si no es quien dice ser? No sé, me da tanta confianza. No le he contado a nadie de él, iremos a un lugar público. Si veo algo raro, aviso en el grupo de Whatsapp de mis amigos. Camilo vive cerca de ese café. ¿Salgo ya? Es muy temprano. Debería llegar primero que él. No, debería llegar un poco atrasada. ¿O no? Mejor salgo y me doy vueltas cerca del café. ¡Qué nervios!

Salí, llegué con una hora de anticipación. Exageré mucho, ¿qué hago ahora? Me iré de shopping a una tienda que está cerca. Queda media hora, saldré a mirar si está en el café.

- ¿Alejandra?

¡No puede ser! Mis mejillas deben estar coloradísimas. No puede ser que esté frente a él.

- Sí. Llegaste antes.

¡Qué comentario más torpe! ¿Cómo evito demostrar exceso de interés?

- Tan temprano...

Me descubrió... Me descubrió desesperada.

- ...estaba ansioso por verte y estoy hace como una hora dando vueltas por aquí.

¡Es que lo amo! Él también estaba muriendo de ansias ¡¡y lo reconoce!!

- ¿En serio?

¿En serio eso es todo lo que se me ocurrió decir? Pensarán que soy un desastre, pero luego de dos horas de decir torpezas, le confesé lo nerviosa, ansiosa y ridícula que me sentía y pasé de ser un exceso de nervios a ser yo, porque él me hizo sentir así, siendo solo él.

Inicio terrible, cierre perfecto. 

Imbécil. Lo pensé, no lo dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora