24 - Cogería mil aviones con tal de verte a ti

16.5K 536 112
                                    

Río de Janeiro, Domingo 14 de noviembre del 2021

Gavi se encontraba a media hora de aterrizar en Río de Janeiro. Su corazón latía desbocado cada vez que los segundos pasaban. Se levantaba de vez en cuando a molestar a su madre y a su padre, al comprar los billetes de avión en el último momento, les tocó separados.

Las trece horas de vuelo se le hicieron eternas. No veía la hora para ver a Silene. Solo quería que el tiempo pasara rápido y así poder ver a su persona favorita.

Cerró los ojos en cuanto comenzó a sonar Playa de Sech, Nicky Jam y Rauw Alejandro. Sintió que la letra le representaba, sobre todo en los últimos días. Se pasaba las horas mirando las fotos de su brasileña. Haciéndolo se sentía un poco más cerca de ella.

El avión aterrizó en el Aeropuerto Santos Dumont. Gavi y sus padres abandonaron el aeropuerto y se dirigieron a Copacabana. Allí les esperaba Paulo para llevarles hasta la clínica privada de Levy.

La familia Páez Gavira dejó todas sus pertenencias en casa de Silene y con Paulo al volante, pusieron rumbo al hospital.

Pablo le preguntó al hermano de su chica, pero no obtuvo respuesta por su parte. Paulo seguía cabreado con el sevillano por lo que había pasado entre su hermana y él.

Llegaron a la clínica y mientras que el hermano de la afectada aparcaba el coche, el futbolista se bajó corriendo. Su madre y él, entraron en la clínica y buscaron las escaleras para subir hasta la tercera planta.

Silene, por otro lado, estaba cansada de estar en el hospital. Suspiró en cuanto su madre le tomó la temperatura. Odiaba con todo su corazón que su madre fuese su enfermera, no la dejaba tranquila y eso la agobiaba muchísimo.

-Mãe, podemos ir para o quarto agora? (Mamá, ¿podemos ir a la habitación ya?)-se quejó la de los ojos azules en cuanto su madre se puso a hablar con una compañera suya.

-Agora, espere um segundo e sente-se bem na cadeira (ahora, espérate un segundo y siéntate bien en la silla)-le ordenó su madre.

La del cabello rizado rodó los ojos y se cruzó de brazos. Se sentó bien en la silla de ruedas y suspiró de nuevo. No le gustaba nada estar en el hospital, ella quería estar tranquila en su casa y si todo iba bien dentro de veinticuatro horas estaría tumbada plácidamente en su cama.

Agachó la mirada y sonrió en cuanto se acordó que llevaba puesta la sudadera del sevillano. Era lo único que tenía de él y llevarla le hacía sentir más cerca del futbolista blaugrana. La sudadera era muy básica, pero desde que Pablo la metió en su maleta sin que ella se diera cuenta, se convirtió en su prenda favorita.

Silene miró inquieta al pasillo planeando su huida cuando sus ojos se encontraron con los de Pablo. No pudo evitar sonreír de la emoción. Se puso de pie y corrió pasillo abajo mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. El futbolista al ver a su chica correr, la imitó para acortar cuanto antes la distancia que los separaba.

Se fundieron en un largo y cálido abrazo que hizo que ambas madres no pudieran evitar llorar de la emoción.

Gavi con mucho cuidado la alzó en brazos y se miraron a los ojos. Silene acortó la poca distancia y juntó sus labios con los del futbolista. Gavi le dio otro beso corto y ella le dedicó una sonrisa sincera.

-Vamos a la habitación-propuso Silene antes de tocar el suelo con los pies.

Caminaron juntos de la mano hasta que llegaron a la habitación de la brasileña. Al ser Silene hijastra de Levy, dueño de la clínica, tenía una de las habitaciones más exclusivas del hospital.

8534 𝒌𝒎 ▪︎ 𝑷𝑨𝑩𝑳𝑶 𝑮𝑨𝑽𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora