17 - En la cuerda floja

16.1K 594 372
                                    

Río de Janeiro, lunes 18 de octubre del 2021

-¿Qué tal te ha ido el examen?-me pregunta Silmara levantándose del suelo en cuanto salgo de la clase.

-Creo que bien, pero es que por un momento se me han olvidado las tablas de multiplicar. Creo que le he puesto que seis por tres es doce.

-Tú eres tonta-me reprocha mi amiga-. Es dieciocho.

-Que ya lo sé boba, he tenido que reiniciarme el windows si no quería suspender.

La rubia me abraza y bajamos juntas hasta la cantina, hoy nos toca quedarnos a comer en el instituto, ya que tenemos que asistir a un curso sobre la violencia de género al terminar más clases.

Silmara come pasta carbonara que se acaba de comprar y yo saco mi bocadillo de la mochila. Es una mierda porque por mucho que insistamos en que pongan alimentos aptos para celíacos lo cierto es que hacen oídos sordos. No puedo comer nada de nada y es muy frustrante.

Comemos mientras criticamos la última de Bruna y Luisa. Su historia es mucho más interesante que cualquier telenovela sea del país que sea. Se ve que Luisa ha ido a abortar a la clínica privada que tiene el padre de Silmara. Todo esto sin decirle nada a Joao y ha creado un mal rollo entre ambas familias. Ahora también te digo, la que se iba a comer el bombo era ella, no el machote de pelo en pecho que tiene por novio. De la que me libré, nunca antes me había alegrado tanto de haberlo dejado con alguien. Me quité un gran peso de encima.

Y como era de esperar las dos barriobajeras se pelean siempre en clase. Las han expulsado dos semanas y tienen que hacer juntas trabajos caritativos para el centro. Solo de pensarlo me entra la risa. Luisa y Bruna nunca se han llevado bien, la dos son iguales y chocan en todo. Si una quiere blanco la otra también, son como Silvestre y Piolín o como Tom y Jerry. Son las típicas que van de amigas, pero que luego se critican a las espaldas. Sinceramente, no sé cómo han durado tanto siendo amigas.

Veo a Flavia venir hacia nosotras y se me acelera el corazón. Siento que voy a vomitar ahora mismo. De la nota de ese examen depende que el viernes coja un avión hacia Barcelona o no. Cuento hasta tres para tranquilizarme, pero no puedo. Estoy demasiado nerviosa como para razonar con normalidad.

-Silmara, ¿me dejas un momento?-le pregunta Flavia y mi amiga asiente.

-Voy a comprar algo de fruta-me dice la rubia y yo asiento.

Que mi profesora haya echado a mi amiga no me da buena espina. No puedo descifrar la cara de Flavia, tiene una expresión neutral que asusta. Trago saliva asustada, creo que nunca antes me había puesto tan nerviosa por la nota de un examen.

-Bien Silene, pero hay cosas que mejorar.

Deja caer el examen sobre la mesa y suspiro aliviada al ver un 9,25. Amo demasiado a la mujer que tengo al lado, ella es mi salvación en este colegio. Es la mejor profesora que he tenido en la vida y seguramente la mejor que vaya a tener.

-No me puedes poner que tres por seis es doce hija mía que te voy a mandar con mi sobrina al colegio-bromea.

-Pues no me vendría mal la verdad-le sigo el rollo-. Si te digo que no me acuerdo de dividir-y esto último lo digo completamente en serio.

Si no tengo una calculadora a mano no puedo hacer las divisones. Si es que ni en el cole me entraban en la cabeza, ahora que estoy más tonta pues menos todavía.

-Ves haciendo las maletas que nos vamos el jueves-me dice mi profe y yo abro los ojos.

-¿El jueves?-pregunto sin creérmelo.

-Si mi amor, así tenemos todo el día para disfrutar y piensa también en la diferencia horaria. No te preocupes por nada, todo corre por mi cuenta.

Flavia me da un beso en la frente y se marcha dejándome en una burbuja en la que suena Taylor Swift de fondo y cae confeti a mi alrededor.

8534 𝒌𝒎 ▪︎ 𝑷𝑨𝑩𝑳𝑶 𝑮𝑨𝑽𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora