Y aquí estoy, parada frente de la casa de los Laurent.- Vamos Madelaine, tu puedes - me animé antes de entrar.
Caminé hasta la puerta donde me recibió una chica, con amabilidad me recibió y tomo mis cosas, también me indico en dónde se encontraban.
Caminé observando la casa, las paredes con algunas fotos de un niño rubio, _______ claramente. Abrí la puerta donde ellos estaban y entre, gracias a mi torpeza, pase tirando un adorno con mi codo llamando la atención de los tres.
- Lo siento, lo siento - hable recogiendo las cosas con rapidez.
- El sonido de las entradas triunfales de Madelaine Petsch - bromeó ______ con una sonrisa en su rostro.
- Los dejaremos solos - dijo el señor Laurent saliendo con su esposa.
- Gracias - pronunció en susurro la señora Laurent dandome un abrazo antes de salir.
- ¿Acaso vienes a prepararme una última taza de chocolate? - rodé los ojos con diversión, está claro que ______ nunca cambiará.
- No, no, yo... - trataba de seguirle el juego - yo vine a raptarte - le sonreí leve y el soltó una pequeña risa.
- ¿Adónde me llevarás?
- No se, talvez... A Río o a casa con mis padres, no me decido
Los dos reímos. ______ se acercó a mi, al instante su aroma inundó mis fosas nasales, pasó uno de mis cabellos tras mi oreja y acarició mi mejilla, cerré mis ojos por disfrutando el tacto delicado, su tacto.
Sentí como tomaba mi mano y la entrelazaba con la suya y tiraba de ella, abrí mis ojos y lo ví con una sonrisa serena. Me guío hasta una ventana y la abrió dejando ver un hermoso jardín, el sol iluminaba todas las flores y las copas de los árboles, podía escuchar el canto de los pájaros que volaban cerca.
- Gracias por venir - susurró.
- No lo hagas más difícil - suplique conteniendo el nudo que se formaba en mi garganta.
Los dos nos quedamos viendo por un rato, en silencio. ______ se acercó poniendo una mano en mi cintura y otra en mi mejilla, yo coloque mis manos reposando en si pecho.
Pude sentir otra vez esa suavidad de sus labios que se movían con dulzura sobre los míos que seguían sus movimientos. Estoy segura que nunca probaré unos labios tan suaves como los de _______.
Al separarnos de aquel beso, que no quería que terminara, no tuve el valor de mirarlo. Oculte mi rostro en su cuello mientras el me rodeaba con sus brazos y así pasamos no se cuántos segundos, minutos, horas, no quería separarme, quería quedarme ahí en el hueco de su cuello, con su aroma.
- Mírame - pidió con suavidad en su voz.
- No quiero - negué susurrando.
- Mírame, Petsch - cerré mis ojos con fuerza, nadie podría pronunciar mi apellido como el - Tengo que ver ese hermoso rostro, aunque esté un poco hinchado y pecoso - solté una pequeña risa.
- Tu, ______ Laurent, eres una persona muy difícil - reproché mirándolo con una sonrisa.
- Te aseguro que el mundo estará mejor sin alguien como yo en el - hablo con una sonrisa.
- No digas eso - negué soltando unas lágrimas traicioneras.
Volví a esconder mi rostro en su cuello, este era mi lugar favorito en estos momentos, no quería salir de aquí.
- No estés tristes - negué antes sus palabras, era estúpido lo que pedía.
- Mejor cuéntame algo feliz
Pasaron unos segundos en que el silencio volvió y solo eran caricias que recibía del rubio, hasta que volvió a escuchar su vos.
- "Te amo a ti,
un barril y una vasija,
un barril y una vasija,
que te doy una torrija,
te doy una torrija
y no se que más decir,
te quiero tanto asi,
que daría toda mi vida por ti"Soltamos una risa los dos y lo volví a mirar.
- tonto
- ¿Te quedarás?
- Solo si tú quieres
______ no dijo nada más, sus ojos, esos luceros azules, estaban tras una capa de lágrimas retenidas, y con una pequeña sonrisa asintió.
Poco a poco nos fuimos acercando, hasta que unimos nuestros labios, un beso demostrando lo que sentíamos, un beso lleno de amor, era lo único que necesitaba... Probar sus labios por última vez.
Estaba claro que nunca olvidaría a ______ Laurent, sin embargo, tendría que pasar el resto de mi vida sin el, sin ver su hermosa sonrisa y su perfecta dentadura, sin acariciar ese sedoso y rubio cabello con mis dedos.
Viviría sin poder volver a ver eso dos luceros azules, sin poder perderme en ellos, no olvidaría como sus ojos me veían con amor, que quemaban mi piel cuando hicimos el amor.
Eso me destrozaba, pero tenía que ser fuerte, tenía que luchar en la vida sin el porque eso es lo que el quería.
- Lucharé por ti - fue lo último que susurré antes de quedarme dormida en aquella cama.
Aquella cama donde estábamos los dos, dónde nos quedamos dormidos abrazados, con la diferencia que yo despertaría pero el ya no...
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Capitulos finales...
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𝐋𝐮𝐜𝐡𝐚𝐫𝐞́ 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐢... (𝐌. 𝐏𝐞𝐭𝐬𝐜𝐡) [𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚✔️]
RomanceMadelaine Petsch una chica de 26 años, agradable, divertida, inteligente, creativa, gentil y con un gran corazón, tras ser despedida en su empleo busca alguna manera de ayudar a sus padres con el dinero y es contratada para cuidar a una persona enfe...