31. Auto

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── Sí, aquí.

La radio hizo un sonido agudo y la música comenzó a sonar. Era un sonido melodioso y suave, que barría todo el ambiente con su armonía y resonaba con delicadeza en el interior del vehículo. Minho le sonrió, mientras se tumbaba encima de él con su expresión colmándose de deseo al verlo ahí, echado de esa manera; con su cuerpo y su rostro tan cerca, enviándole rápidas ondas de calor a través de toda su espalda. Ágilmente, posicionó ambos brazos a sus respectivos costados, entrelazando sus piernas con las suyas para evitar que se mueva. Se veía tan atractivo y seductor...

Pasó la lengua alrededor de sus propios labios, relamiéndose y su cálida boca volvió a su cuello.

── Minho... tenemos que irnos ──Seungmin miró a todos lados e inclinó la cabeza, con la respiración entrecortada──. Se preguntarán dónde estás y no quiero que tengas problemas.

── Que se joda todo el mundo, es fin de semana ──masculló en tono juguetón y sus hábiles manos se deslizaron por sus brazos, curvando sus labios en una sonrisa──. Olvídate de todo y deja de preocuparte solo por un momento.

Vio que el menor soltaba un suspiro quedo después de unos segundos, cerraba los ojos y volvía a colocar sus brazos alrededor de su cuello y entonces su boca tomó la suya con la misma necesidad de antes, deslizando la lengua a través de sus hinchados labios acorazonados, acariciando toda su cavidad, empapándose de su deliciosa humedad. Sus manos se deslizaron por su cuerpo y se separó para tomar aire, elevándole los brazos y subiéndole la camiseta celeste hasta deshacerse por completo de ella. Se quedó sin aire cuando vio la imagen de su cuerpo semidesnudo. A pesar de que lo había visto antes, los últimos rayos del sol que se filtraban por las lunas polarizadas y el aterciopelado son de la melodía, lo hacían lucir demasiado erótico. Muy erótico y lo dejaban atónito.

── Eres tan precioso que no sé cómo le haces ──susurró, sintiendo cómo se endurecía ante la simple visión──. Y tampoco sé por qué no te das cuenta de lo precioso que eres.

Se acomodó más en el asiento, mientras lo miraba enrojecerse y sus labios regresaban a su boca, bajando por su cuello y llegando hasta su pecho sin dejar de depositar besos y mordiscos en todos lados. Su pecho quemaba y la sensación de su cuerpo bajo su boca le resultaba muy satisfactoria, al igual que la visión de ese par de botoncitos rosas esperándolo muy cerca. No esperó más y pasó la lengua sobre sus pezones, abrazándolos con la calentura de su boca, succionándolos con apetito, sintiendo cómo se endurecían ante los movimientos de su lengua, al tiempo que sus manos se deslizaban hacia sus caderas y el menor se removía en el asiento, jadeando con los labios entreabiertos y el rostro enrojecido con violencia. Lo miró otra vez y sin pensarlo más, los estrujó entre sus dientes y le apretó el trasero con fuerza, sintiéndolo brincar y soltar un ahogado gemido.

── Diablos, Seungmin, adoro cómo eres tan sensible y receptivo.

Su boca buscó la suya con más ímpetu y se profundizó en ella, devorando sus labios con avidez, mordiéndolos y paseando su lengua por sus alrededores. No había nada como el sabor de su boca. Su mano se deslizó por su cuerpo hasta posarse en sus finas caderas y comenzó a acariciar su entrepierna sobre la tela de su pantalón, mientras un viento helado le recorría la espalda.

Seungmin se mordió los labios, cerrando los ojos e intentando esconder su rostro en el respaldar del asiento y sus temblorosos brazos apretaron su cuello con más necesidad, muriendo de vergüenza.

── Ah, no, Minho...

Su rápida lengua se introdujo otra vez en su boca y su mano apretujó su miembro, el cual se endureció bajo su mano, mientras el menor se sacudía de un lado a otro, inquieto. Minho lo sostuvo de las caderas y bajó su pantalón y su ropa interior hasta un poco después de las rodillas, comenzando a frotar su miembro con rapidez. Notó que Seungmin abría la boca para quejarse, pero estaba demasiado sumergido en el placer que lo único que atinó fue a seguir mordiéndose los labios.

inocencia pasional ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora