Cap.13 Bienvenida vida de casados

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Ukitake: (ojos perdidos, manos temblando, corazón roto) Como pude permitir esto?!
Shunsui: (lo mira comprensivo) Bueno, así pasan las cosas a veces, vamos (le da palmaditas en la espalda) no me gusta verte así.

Es tarde, la hora del desayuno ya termino, es un nuevo día.
Para Horo se sentía todo tan extraño, sin mencionar que las caderas le dolían y a penas podía pararse.

Byakuya estaba terminando el desayuno en el gran comedor, por supuesto Rukia no debia (no pudo) pasar la noche en casa, ya saben...por "eso".
Así que se fue a dormir con Inue.

Horo entró a la habitación del comedor.

Byakuya: es tarde, donde estabas? (Eso quizás fue un regaño)
Horo: (tallandose la cadera) tratando de pararme.
Byakuya: (se ríe, por Dios, que inexperta es esta mujer) jaja, tan duro te di anoche?
Horo se sonroja muchísimo, es más, el simple hecho de verlo la hace sonrojar.
Byakuya: bueno, si quieres no respondas, ven aquí (señala la silla que esta a lado de él) debes comer algo.
Horo: no tengo hambre.
Byakuya: Si no comes no te dejaré abrir los regalos.
Horo: (se le iluminan los ojos) bueeeno, ya que insistes.

Byakuya se sentía feliz, hacia tantos años que no volvía a hacerlo, desde que Hisana murió. Ahora todo era diferente, se había casado de nuevo, aun que Horo no se parecía en nada a ella, pero no importa, porqué ahora él es feliz.

Horo se paró de la mesa al terminar y fue al salón principal donde encontró una montaña de regalos; Byakuya llegó tras ella.

Byakuya: (serio, como siempre) Qué esperas? Vas a abrirlos o seguiras haciendome perder el tiempo?
Horo: ash, tan temprano ya estas jodiendo?
Rukia: (los interrumpe) Horo, Nii-sama! Yo también quiero ver los regalo.
Horo: pues llegaste justo a tiempo (sonrie)

Los regalos se abren, llega la hora de la comida, todos disfruran y luego Horo y Byakuya salen a dar un paseo por el jardín.

Horo: (se sostiene del brazo de él) El jardín siempre es tan bonito.
Byakuya: Ya no te duele?
Horo: (sonrojada) eh?
Byakuya: Qué si ya no te duele la cadera?
Horo: bueno...no, ya no.
Byakuya: (se rasca la cabeza) eh, lamento haberte dado embestidas tan duras (se apena).
Horo: (se pone como una manzana) no te disculpes idiota, no importa.
Byakuya: (con tono pervertido) entonces te gusto?
Horo: callate! Claro que me gusto, maldito pervertido!
Byakuya: y no quieres más? (La mira con ojos seductores).
Horo: Claro que no! Bueno, quizás si, un poco.
Byakuya empieza a reir como loco.

Bueno, la vida de casados quizás no sea tan mala...

¡Me case con un capitán! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora