Cap. 23

2.3K 190 63
                                    

Ukitake: Mientras sepa que ella estará bien, acepto.
Aoi: (sonrie) no se arrepentirá capitán, lo garantizo.

Byakuya sostenía la mano de su esposa mientras que Unohana les decía lo sano que se encontraba el bebé. Aún no podían saber el sexo, pero se conformaban con saber que estaba bien, a demás, segun Unohana, el bebé tenía muy buen reiatsu.
Byakuya: por supuesto que tiene buen reiatsu, yo soy el padre (dijo orgulloso).
Unohana ríe.
Horo: ay, mi esposo el narcisista (también ríe).

Los futuros padres iban a casa, él tomaba la mano de ella, y ella le sonreía al viento. A penas, Horo tenía dos meses y su panza no había crecido demasiado.
Llegaron a casa y como siempre, Rukia no estaba (se la pasa de rumba) entonces Horo se sentó en uno de los sillones del salón de invitados, Byakuya se acercó admirando la holgazanería de su mujer.
Byakuya: hey, holgazána, cuándo se supone que vas a crecer tu panza?
Horo: y eso a ti que te importa? (Con ligero tono enfadado).
Byakuya: demonios, más cambios de humor.
Horo: largo de aquí, holgazán, mejor traeme algo para comer.
Byakuya: (dándose la vuelta) Que te mantenga el gobierno.
Horo: entonces para que demonios me casé?
Byakuya: ¡Que te mantenga el alcohol!
Horo: muy gracioso, mi vida, pero bien pudiste dejarme en casa de mi padre y fingir que nunca nos casamos, sin embargo estoy aquí y para colmo embarazada, así que, o te haces cargo o te demando (sonríe).
Byakuya: (sonríe orgulloso) por eso te amo, tonta.

Byakuya salió a comprarle algunos dulces a Horo.

En la ciudad, refiriéndose a Seireitei, los y las shinigami se paseaban por todos lados, riendo y vocalizando. Byakuya se paró en esa tienda de dulces que Yachiru le había recomendado. Tomó una caja de caramelos confitados, dulces de cereza y esas baritas de pan con chocolate que tanto le gustan a Horo.
???: no son demasiados dulces, capitán?
Byakuya: que sorpresa verte aquí, Aoi.
Aoi: siempre vengo aquí por las tardes (sonríe) y supongo que esos son para Horo (señala los dulces).
Byakuya: El embarazo...
Aoi: si, lo sé, pero creo que son demasiados, incluso para ella.
Byakuya: no conoces a mi esposa.
Aoi: bueno, puede que no lo suficiente, pero no cree que se esta aprovechando demaciado de usted? Digo, ella también trabaja...
Byakuya: el dinero nunca ha sido problema para mí, puedo pagar todo esto.
Aoi: pero un embarazo no es responsabilidad de uno solo; si yo estuviera embarazada no haría que mi esposo despilfarrara todo el dinero que pudiera.
Byakuya: pero la embarazada aquí es ella, y yo adoro comprarle dulces.
Aoi: (algo apenada) creo que nunca entenderá mi punto de vista, lo lamento.
Byakuya: no importa, debo irme.
Aoi: si, que tenga un lindo día (se acerca y le da un beso en la mejilla descaradamente).
Byakuya percibe una sensación familiar en ese beso.
《Hisana》.

Demonios, por qué ahora?
Había pasado tanto desde la ultima vez que pensó en su ex-esposa y justamente ahora venía a recordarla.
Ese beso en la mejilla era tan familiar, como si Hisana hubiera revivido y venir a dárselo, él creyó que moriría antes de volver a sentir algo así.
Aoi ocultaba algo, y él lo sabía; algo en él lo sabía.

Byakuya: Horo, la llegué (dice mientras se dirige al jardín).
Allí ve una escena tan cautivadora, capaz de ablandar el corazón del más malvado ser.
Horo estaba sentada debajo de un árbol, descalza, con su kimono rosa y su cabello negro suelto en ondas que reposaban sobre sus hombros; sus ojos mirando hacia el suelo y sus manos abrazando su vientre. El sonido del cantar de los pájaros amenizaba el momento.
Byakuya se acercó cautelosamente hacía ella, Horo se dio cuenta y volteó a verlo, él la tomó de las manos y la atrajo hacia sí para besarla.

Quizás Aoi tenía razón, puede que Horo se estuviera aprovechando de su dinero pero, ¿quién podría negarle algo a ella? Al menos Byakuya no podía, simplemente era débil cuando se trataba de Horo, de esa increíblemente encantadora y estresante mujer.

Ukitake: Qué pasó?
Aoi: parece que se dio cuenta (sonríe).
Ukitake: y que hay de ella?
Aoi: tranquilo! Ella está comiendo dulces.
Ukitake: crees que se dará cuenta sobre quien eres realmente?
Aoi: Ese tipo no es un idiota, tarde o temprano lo sabrá; tarde o temprano me recordará.

¡Me case con un capitán! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora