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El mundo ha cambiado después de
la llegada del virus ENIA, los niños
dejaron de serlo para convertirse
en armas del gobierno, solo un
pequeño porcentaje de los infectados
sobrevivió, y ha...
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Cada paso por aquella pendiente montañosa se volvía más y más extenuante, mis piernas pedían a gritos un descanso o de lo contrario colapsaría en cualquier momento.
El sol de invierno no ayudaba mucho, su calor en lugar de brindarnos calidez solo nos quemaba la piel y mi nariz estaba sufriendo las consecuencias, sabía perfectamente que salir del campamento no era buena idea. No sé exactamente que fue lo que estaba pensando en aceptar esta misión.
─ ¿Podrías dejar de lamentarte?, Me estás causando una terrible jaqueca ─Mencionó YoonGi con fastidio.
Por más que quisiera dejar de lamentarme, cada paso que daba, provocaba un gran arrepentimiento y temor.
─ ¿Cuánto falta? ─Pregunté después de limpiar mi frente con un pañuelo desechable.
─ Un par de metros ─Me respondió estoicamente mi acompañante.
Alrededor de veinte minutos, a lo mucho, llegamos al sitio donde JungKook había destrozado casi la mitad de árboles, olía a madera quemada y había restos de madera en llamas a punto de apagarse.
─ Le dije que no hiciera tanto desastre ─Mencionó el pálido después de golpearse la frente con la palma de su mano.
─ ¿Y dónde está él? ─Pregunté inocentemente.
─ Supongo que durmiendo por ahí...
Dicho esto, YoonGi comenzó a levantar los restos de madera quemada apilando una a una detrás de la carretilla de carga. Por indicación del mismo dejé mis cosas sobre una de las tres carretillas y con ayuda de mi don empecé a levantar los troncos que estaban enteros para dejarlos sobre la carretilla asignada.
El anochecer anunciaba su llegada acompañado de una ligera nevada, la cual gradualmente se convirtió en una gran Ventisca provocando que YoonGi y yo buscáramos refugio desesperadamente.
La fuerza del viento nos llevaba consigo desequilibrando nuestros cuerpos a cada paso, luchar contra está fuerza estaba comenzando a agotarme, mis piernas apenas y podían avanzar de lo congeladas que estaban. YoonGi terminó por remolcar mi cuerpo tomados de la mano hacia una cabaña de madera que se veía en la punta de la montaña.
Al llegar a la entrada, Suga se detuvo y caminó con cautela, pidiendo que guardara silencio colocando su dedo índice sobre sus labios.
─ Ahhh.... ─Se escuchó desde dentro de la cabaña. ─Si Kookie sigue así... Mmmmh, ¡Más rápido bebé ya casi me vengo! ─Fue lo único que pude escuchar después del gran impacto de la puerta.
