Capítulo 10

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orrí por las calles en busca de una sastrería abierta, ya sabía como vengarme de Stefany y solo necesitaba dos cosas: Botones y trapos.

Rodee una curva y me di de lleno con una sastrería roñosa y oxidada, tenía peor gusto que yo. Entre y al no ver a nadie, cogí unos trapos y unos botones y me fuí de allí.

Después me dirigí al orfanato donde vivía y con ayuda de una cuidadora demasiado curiosa, empecé a hacer una gato con las cosas que había cogido de la sastrería.

- Te veo nerviosa, ¿Te pasa algo Carolina? - dijo la cuidadora.
- Na... es solo que me quiero vengar de una ex amiga.
- La venganza no es buena Carolina, ¿Pero qué te hecho es amiguita tuya?
- No es de tu incumbencia.
- Bien, bien... ya está terminado dulzura...

Yo cogí el gato, el cual había quedado bastante mal.

- Y ahora a robarle el gato a Stefany. - dije delante de la cuidadora.

Nunca debí de haberlo dicho en voz alta.

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Le envié un mensaje a Stefany, diciéndole para sacar a pasear a su gato un rato, ya que se acercaban sus exámenes de piano y ella no tenía tiempo para sacar a su gato. Ella feliz y ajena me dijo que si y yo fuí corriendo a su casa.

Al llegar a su casa, ella me abrió la puerta.

- Hola Carolina, me haces un gran favor llevándote a pasear a Michi, muchas gracias. - me dijo.

Yo le sonreí con malicia, aunque ella no lo noto.

- De nada Stefany, nos reuniremos en la esquina del parque de al lado del instituto para devolverte a tu gato.

- Bien Carolina, agur, y muchas gracias.

Ella me dio a su gato y cerró la puerta, confiando plenamente en mí.

Aunque eso era un gran error.

Con el gato verdadero y el de trapos en las manos, me dirigí a la casa de Marisa, mi hermana. Mi plan era dejar al verdadero gato en su mansión e ir con el gato falso donde habíamos quedado Stefany y yo. Dejarlo ahí e irme, para que nadie sospechara nada.

Y así hice, entre en la mansión sin permiso y deje al gato verdadero ahí, después salí de la mansión y fuí al lugar en el que había quedado con Stefany. Ya una vez ahí, deje el gato falso ahí, y muy satisfecha con mi venganza, a mis ojos pequeña, me fuí a mi orfanato.

Y justamente en el momento que me iba a meter a la cama, recibí la llamada.

                    

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