El verano había comenzado, el sol cada vez pegaba más fuerte, la ropa era más corta y la playa se llenaba de personas.
Lucy debía ir a Cobra Kai a llevarle la vianda a su padre, ésto de la escuela de karate se le había vuelto una costumbre a Kreese.— Ve con cuidado, cariño. — chocaron puños junto a su madre y Lucy.
Ésta tomó su patineta y se marchó de ahí junto a la comida.
Al llegar a la escuela de karate, se adentró y miró a cada uno, hasta encontrar a su padre.
— John, sigue la clase. — fueron las palabras de Kreese.
El chico rubio se acercó dónde él se encontraba, se inclinó en forma de respeto y siguió la clase normalmente, mientras su padre se adentraba al pequeño despacho junto a su vianda.
— ¿Tu madre? — fue su pregunta.
— Ella está en casa. — fueron sus únicas palabras.
No compartían mucha conversación, éso le causaba dolor en el pecho a Lucy. Haber perdido ésa conexión que tenía junto a su padre, le dolía y muchísimo.
— Sensei... — la voz del rubio se escuchó dentro del despacho. Lucy se dio la vuelta para mirarlo mejor.
Habían pasado tres meses y jamás había prestado atención a aquél chico rubio de ojos claros y de alta estatura.
— ¿Qué quieres Lawrence? — preguntó su padre.
¿Lawrence? Aquél nombre le sonaba, pero era muy lejano de sus pensamientos.
— Tommy se rompió el brazo. — miró a Lucy y quitó su mirada rápidamente para volver a ver al Sensei.
— Bien. Dile que aguarde veinte minutos, termino de comer y lo llevaré al hospital. — respondió sin importancia mientras seguía comiendo.
Aquél joven de ojos azules miró a Lucy nuevamente, se inclinó y salió rápidamente de ahí.
— ¿Quién es él? — preguntó Lucy curiosa.
— Éso no debería de interesarte. — respondió. Se limpió la comisura de los labios y dejó la servilleta encima de la mesa. — Ve a casa, debo de llevar al inútil de Tommy al hospital. — se levantó y esperó a que su hija saliera del despacho.
Ésta salió y se quedó cerca de los alumnos de su padre. Miró a uno de ellos, aseguró que era ése tal Tommy, ya que se encontraba sentado en una banca y llorando del dolor en su brazo.
Aquellos ojos bonitos se volvieron a cruzar con los de ella. Todos los alumnos se habían inclinado hacia el tal Lawrence, el alumno favorito del padre de Lucy y él sobresalió entre todos ellos dándole una bella sonrisa.
Lucy rodó los ojos. Se daba cuenta de lejos que se trataba de los niñatos ricachones que piensan que con una mirada o un guiño de ojo, podrían tener a cualquier chica a sus pies.
Vio a su padre salir del despacho ya cambiado y ella se acercó a él.
— ¿Quieres que te acompañe? — preguntó Lucy viendo cómo éste se acercaba a su alumno lastimado.
— No. Quiero que te quedes, cuando termine la clase, cierras el local y te vas directo a casa. — ordenó y ella asintió no tan convencida.
Hacía ya una hora que se había ido su padre. Ya estaba oscureciendo y la clase acabaría muy pronto. Salió del despacho y se acercó al tal Lawrence.
— Oye Lawrence, necesito que me digas dónde están las llaves. — preguntó.
— Están en ésa repisa. — señaló mientras John acomodaba unas cosas del suelo.
Ya todos comenzaban a irse y ambos se habían quedado solos junto al guardia de seguridad.
— Un gusto, mi nombre es John, John Lawrence. — estiró su mano. Lucy se le quedó mirando y sonrió.
— Lucila Kreese. — respondió ésta estrechando ambas manos.
— Un gusto hija de Kreese. — dijo bromeando, mientras se colocaba los zapatos.
— Un gusto sirvienta de Kreese. — respondió a la broma. Ambos rieron.
John le había ayudado a cerrar el local y tomó su patineta. Ambos salieron de ahí y se quedaron en la puerta.
— Bien. Seguro nos veremos mañana. — dijo Lucy estirando su mano junto a un puño, éste estaba a punto de golpearlo pero miró su patineta.
— Está de noche. ¿Quieres que te lleve a tu casa? — preguntó. Lucy se negó varias veces hasta que aceptó; ya que éste no paraba de insistir.
— Gracias por traerme Johnnatan Lawrence. — dijo apunto de reir.— Es John. — rodó los ojos y rió.
— Adiós. — golpeó su puño con el de él, para luego adentrarse a su casa.
• Estaban tan cerca, pero a la vez tan lejos.
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COBRA KAI |Johnny Lawrence|
FanficEs triste pensar que las personas que más amas, son las que más te mienten y lastiman. Pero la vida es así. Kreese le enseñaba a su hija lo que son las primeras decepciones de la vida. Siempre había que golpear primero, golpear fuerte y sin pieda...