CAPÍTULO 14

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Isabelle

— Bien, ya estamos en casa— Abby me dejó en el sofá como si acabara de despertar de un coma y no supiera caminar.

— Te he dicho que puedo caminar. Apenas y estuve en el hospital por un día— traté de levantarme pero ella no me lo permitió.

Chst, quédate ahí. Todavía tienes los moretones en todo el cuerpo y debe dolerte el caminar.

Abby tenía razón en eso. Me dolía todo el cuerpo, en especial las costillas debido a las patadas y golpes que recibí en esa área de mi cuerpo. Pero ella no tenía aporque saberlo. Además, odiaba que me trataran como a una enferma.

— Abby, estoy bien. Ahora me voy a mi habitación porque me apetece descansar— me levanté y vi sus intenciones de no dejarme ir, pero con una seña la detuve y por fin pude entrar a mi habitación.

Me tumbé en mi cama y traté de dormir un poco, ya que en el hospital no podía, pero esta vez tampoco pude. La razón: cada vez que cerraba los ojos me venían a la cabeza a esas personas golpeándome y a ese hombre vestido de doctor que me amenazó en el hospital:

Me encontraba tumbada en la cama del hospital sin nada que hacer. Aburrida. Cuando escuché la puerta abrirse. Pensé que era Abby, pero era un hombre con bata el cual supuse que era el doctor.

Éste se acercó a mí, pensé que me preguntaría que tal me encontraba, cosa típica de los doctores, pero no, me tomó del brazo bruscamente y me acercó a su rostro.

— Los golpes que recibiste solo fueron una advertencia de parte del jefe, pero como sigas siendo una niñita maleducada, te irá muchísimo peor— me dieron arcadas ya que su aliento olía horrible. Él me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y sonrió depravadamente— Ya entiendo por qué te quiere solo para él, eres una niña muy bonita.

Me solté de su agarre y me alejé lo más que pude. Justo en ese momento entraron mi hermana y Jayden, este último me miraba con cierta duda, tratando de leerme como si fuera un libro abierto.

Estaba más que claro de que sospechaba algo. Y encontrarme así, alejándome del supuesto doctor que estaba en la habitación, obviamente le daría más motivos para unir cabos.

Además, él sabía lo de la fiesta. Maldita yo por haber bebido alcohol. Y maldito Jayden por haber aparecido justo en ese momento.

Después de aquella escena horrible, mi hermana se creyó que él era un doctor y le pregunto por mi bienestar.

En esos momentos me sentía muy nerviosa ya que Jayden no quitaba su mirada de mí. ¿Tenía algo en la cara? Pues, claro que sí, los moretones. Pero yo quería saber por qué, últimamente, me sentía muy nerviosa cuando me miraba. La última vez que me sentí de esa manera fue cuando Frederick y yo nos estábamos conociendo, pero nada más...

«No te estarás pillando de él, ¿verdad?» habló mi subconsciente.

No, no podía. Era simplemente un chico, como todos. Y además, apenas y lo conocía. Y es la conquista de mi hermana.

«¿Tú crees que Abby sepa que su padre está muerto y que tiene una hermana mayor?» Pues claro que lo debe saber. Se hicieron amigos muy rápido y se nota que Jayden le tiene mucha confianza a mi hermana como para contarle eso.

«Le tiene tanta confianza como te la tiene a ti» Maldita sea, solo cállate.

Obviamente no me podía gustar Jayden, era apenas un conocido. Casi ni nos hablamos y no tiene pinta de ser agradable.

La chica que NO creía en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora