𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐅𝐮𝐠𝐚𝐜𝐞𝐬 ᜰ꙰ꦿ [George W.]

★ Capítulo 08

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UNA NARIZ Y LABIO ROTO

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Weasley nació en un vertedero y se le va la quaffle por el agujero.
Gracias a Weasley vamos a ganar...

En las tribunas de Slytherin coreaban a todo pulmón aquella estrofa mientras sacudían con esmero sus banderines y serpentinas plateadas.

Por su parte Venus estaba paralizada. Había escuchado vagamente en la Sala Común de Slytherin a su hermano Draco tramando con sus amigos una gran forma para darle la bienvenida al campo de Quidditch a aquel pelirrojo Ronald Weasley. Y si bien ella estaba al tanto del desprecio que Draco le guarda a los Weasley, no se imaginó que fuera capaz de hacer algo realmente denigrante para el pobre chico.

Weasley no atrapa las pelotas y por el aro se le cuelan todas...
Gracias a Weasley vamos a ganar. A Weasley vamos a coronar...

—Esta vez tu hermano se lució —una ronca voz y en tono burlón se escuchó muy cerca de su oreja para gusto de la joven—. Hola, preciosa. 

Venus se volvió, encontrando a cierto Prefecto de su casa Slytherin.

—Alexander —Venus saludó por mera cortesía y acto seguido lo ignoró, regresando su atención al partido.

 Lo escuchó reír por sobre el escandalo. 

—¿Sigues molesta? Vamos, supéralo ya para que podamos volver a intentarlo. Yo no tengo ningún problema en llevar un matrimonio donde apenas nos hablemos, pero hago esta cursilería por ti.

Venus aprisionó los labios, reprimiéndose un jadeo de impotencia. No sabia si los ojos le estaban por lagrimear y la nariz le cosquilleaba debido al frio, o era del dolor que le causó aquella insensible declaración. 

Que Venus Lyra Malfoy y Alexander Lawtter estuviesen emparentados prácticamente desde niños, no significa que realmente se amaran profundamente. No, por supuesto que no, y debido a ello dos años atrás al asimilar su compromiso, decidieron intentar construir un romance para no llegar al matrimonio sin sentir nada el uno por el otro. 

Y si bien al principio todo era color de rosas para la heredera Malfoy gracias los detalles románticos de Alexander, enseguida advirtió el tipo de hombre que es; pues a tan sólo un mes de haber iniciado la relación, él decidió que ya no le importaba el compromiso y se largó con la chica que (en sus propias palabras) siempre le había gustado.

Un meteorito había impactado contra el corazón de una enamorada Venus Malfoy. 

Lo peor, es que no fue sólo una vez. Alexander iba y venía a su antojo y, sin algún remordimiento.