El pelinegro leía un libro tendido en su cama, sus piernas se movían y chocaban contra el colchón mientras tarareaba una canción. Jeongin en esos momentos odiaba ser hijo único, puesto que se aburría mucho cuando estaba solo en su mansión. Sus padres nunca le dejaron tener una videoconsola, así que el único pasatiempo que le quedaba era leerse algún libro antiguo de la biblioteca de su padre.
Residía en un barrio rico a las afueras de Seúl. Era bastante tranquilo y la gente que vivía allí era muy refinada. Incluso los vecinos murmuraban sobre la familia Yang, ya que estos habían dejado a su hijo asistir a una escuela pública en lugar de haberlo mandado al extranjero o una escuela internacional en el país (privada, obviamente). Pero es que esa fue una de las peticiones que le cumplieron a Jeongin y, en parte, los padres querían que Jeongin siguiera viéndose con esos chicos a los que llamaba amigos. Después del incidente en los que ellos tuvieron que intervenir, su hijo debía asegurarse que ninguno de ellos cometiera un error.
En un momento dado, bajó a tomar agua y subió de nuevo a su habitación. Aburrido de leer aquella enciclopedia sobre el descubrimiento de la peste, se dirigió a su ventana, la cual daba al gran patio delantero, con el propósito de ver las estrellas de la noche. Sin embargo, se asustó al ver una figura ahí parada. Aunque estuviera oscuro podía reconocer quien era o al menos tener una idea. Ambos se miraron, el corazón de Jeongin latiendo a mil por hora, pero, aún así, se mantuvo tranquilo.
Aquel sujeto levantó la mano y lo saludó con parsimonia. Jeongin jadeó asustado y deprisa bajó las escaleras y fue hasta la entrada. Abrió la puerta de su casa tras coger el móvil y las llaves y caminó unos pasos hasta el sujeto. Quizá se estaba equivocando, quizá debía volver a su casa y llamar a la policía. Pero no podía hacer eso por la culpa que aún le carcomía.
Vio a Minho en la misma posición de antes y sonreír cuando Jeongin se acercó y se quedó a unos metros de él. Minho no se movió y el menor sabía que, por ahora, no le haría nada. En otro caso estaría asustado, pero al ver las apariencias de Minho se preocupó. Se encontraba con las ropas y el cabello húmedo, la piel pálida y tierra hasta las rodillas.
- Minho hyung - dijo sin creerse que lo tenía delante de sus narices -. ¿Estás bien?
- Es irónico que me lo preguntes siete años después.
- Yo... - titubeó nervioso, pero prefirió cambiar de tema -. ¿Por qué has escapado del psiquiátrico? - preguntó ante la ignorancia de sus amigos asesinados.
- Estoy haciendo cosas que me dejé pendientes.
Jeongin asintió mirando el suelo.
- Cuando termines... ¿volverás?
- Sí.
- Está bien.
- ¿Damos un paseo?
El menor se colocó a su lado, dejando distancia entre ambos, comenzando a caminar hacia ninguna parte.
- ¿Adónde vamos? - cuestionó Jeongin.
- Hay un parque cerca de aquí - respondió.
- ¿Por qué quieres ir ahí?
- No sé, a lo mejor puedo saber que se siente si hubiera tenido una infancia.
Jeongin se mordió el labio, sintiéndose culpable de haberle arrebatado la infancia y adolescencia al que era su amigo. Jeongin había sido trasladado a la escuela pública a petición del mismo porque en su antigua institución privada recibía bullying de sus compañeros. Allí conoció a Minho, su primer amigo. A Jeongin nunca le ha importado si los demás tienen dinero o no, y tampoco le importaba compartir su comida con Minho, quien nunca traía almuerzo. Tampoco le importaba abrazarlo cuando sus ropas estaban viejas y sucias.
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𝐇𝐀𝐏𝐏𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇 𝐃𝐀𝐘 ━━ 𝐒𝐊𝐙
FanficMinho iba a vengarse de todos aquellos que le hicieron daño. ›› Portada hecha por @-binnielly