.Prólogo.

2.9K 224 49
                                    

Si no habéis captado su atención desde el primer momento, ¿cómo vais a conservarla?

"Prólogo íntegro de Los consejos de Lord Heechul."

Como había imaginado y esperado, el vestíbulo estaba a rebosar de personas ataviadas con sus mejores galas, que revoloteaban como aves luciendo su más brillante plumaje

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como había imaginado y esperado, el vestíbulo estaba a rebosar de personas ataviadas con sus mejores galas, que revoloteaban como aves luciendo su más brillante plumaje. Jungkook dejó que su marido le retirara con delicadeza la capa de terciopelo de los hombros, y siguió dándole la espalda a propósito mientras sonreía y saludaba a diversos conocidos entre el gentío. El entregó la prenda al encargado del guardarropa y se puso a charlar con lord Bassford, un viejo amigo, mientras esperaba estratégicamente sin darse la vuelta.

Ese era el primer paso de un plan que, desde luego, esperaba que funcionase, porque se sentía muy expuesto.

Muy, muy expuesto.

Seokjin terminó de hablar, lo cogió del brazo y por suerte, dirigió la mirada a la multitud, buscando un resquicio para abrirse camino hasta su palco privado.

—Por aquí querido. Me parece que podremos colarnos por donde está el conde de Farrington.

—No conozco a la joven que le acompaña —murmuró, fijándose en el llamativo cabello y la figura exuberante de la damita. —Dios santo, si tiene edad para ser su padre.

—Me parece que es su amante actual —dijo su marido con frialdad mientras avanzaban entre la muchedumbre. —Estoy convencido de que la ha traído a la ópera solo para molestar a su esposa. La discreción nunca ha sido el punto fuerte de Farrington.

A Jungkook no le pasó inadvertido el tono de censura en la voz de su marido, pero al menos no iba dirigido contra él. Es decir, todavía no. En los tres meses que llevaban casados había aprendido que Kim Seokjin, quinto duque de Rolthven, estaba en contra de exhibir en público la vida privada de cada uno.

Si tuviera un amante, seguro que no lo mostraría ante todos, ni alardearía de su aventura con la buena sociedad londinense. Tampoco perjudicaría a su esposo, ni lo humillaría a sabiendas. Jungkook solo rogaba que él no tuviese un amante, y deseaba también que nunca sintiera la necesidad de tener una compañía que no fuera la suya.

Su esposo lo cogió del brazo con ligereza y lo condujo por la escalera alfombrada que subía hasta un elegante palco con vistas al centro del escenario. La gente se volvía al verles pasar, otros amigos les saludaron, y Jungkook se dio cuenta de que más de un caballero se entretenía en observarlo y que diversas damas arqueaban las cejas.

Bien. Al fin y al cabo deseaba impresionar, y esas prolongadas miradas masculinas indicaban que, sin duda, lo había conseguido.

Notó el momento en el que Seokjin se percató del traje. Estaban en mitad de la escalera, titubeó y tensó los dedos. Se quedó inmóvil con un pie en el siguiente escalón y los ojos fijos en su escote.

seduction lessonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora