Capitulo 2: Conociendo al emperador

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𖣘ㄒ丂卂| 丂ㄩ几ᘜ~ㄚ乇ㄖㄥ𖣘

♧𝐸𝑠𝑡𝑎𝑡𝑢𝑠:♧

꧁E⃠m⃠p⃠e⃠r⃠a⃠d⃠o⃠r⃠ C⃠o⃠r⃠e⃠a⃠n⃠o⃠꧂

✵𝑨𝒑𝒂𝒓𝒊𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂✵

La realeza era algo que se veía en su persona, teniendo una piel muy pálida con pesados trajes cayendo sobre este, sus ojos celeste claro mirando a su alrededor, con su mirada siendo recibida por todos, su cuerpo no podía verse bajo los elegantes y pesados trajes, pero era uno igual que pálido que su cuerpo, con una suave musculatura llenándolo, ya que entrenaba en secreto de todos, deseando ser un emperador fuerte de mente y cuerpo, tal y como su padre era, su largo cabello bajaba hasta su cintura, siendo recogido en una pieza ornamental de la realeza, la llegada de esta chica había interrumpido la fiesta, y aunque los otros invitados tenían una expresión de enojo y desprecio en ellos este parecía tener una expresión serena y tranquila, sonriendo ligeramente mientras se arrodilla en el suelo levantando su mano haciendo que los guardias se separen de esta

La observa, de arriba abajo, notando su cuerpo diferente al de los otros junto a un suave olor que llenaba la sala, todos teniendo una expresión de algo de asco, pero este se levanta, caminando hacia ella lentamente, hasta quedar frente a esta, viéndola a los ojos estando a unos pocos metros de ella, se queda en silencio durante unos minutos con todos esperando ansioso sobre lo que dirá, con su mente estando pro primera vez en blando observándola, nunca había visto una piel almendra y un cuerpo tan voluminoso y atractivo a su vista, con su corazón dando un suave salto imaginando un segundo una escena no apropiada entre ambos y levantando su mano se tapa suavemente la cara, con muchos de los presentes interpretándolo como si se tapara la nariz y empezando a hablar en susurros sobre esta y su aroma, insultándola sin que ella entienda pero el sí lo haga, se tapa la cara un poco más, con un suave sonrojo apareciendo en su mejilla, escondido ante todos excepto la prisionera, frente a el, pero una vez escucha los insultos recupera su compostura y carraspea levantando su mano haciendo ese silencio profundo volver a caer en la sala, y finalmente hablando

–Limpien a esta dama y denle nuevas ropas, no deseo escuchar ningún insulto sobre ella, no sabemos de donde viene o lo que es, así que hasta donde sabemos podría ser una princesa de otro emperador injustamente atrapada, así que silencio, la fiesta es cancelada por el día de hoy.

Lo primero que escucha son las quejas de los otros invitados decidiendo ignorarlos mientras unos sirvientes se acercan a ella y la toman para llevarla a los baños, el emperador caminando afuera y una vez lo hace se queda quieto, fuera de los ojos de todos y baja la mirada, tapando su rostro una segunda vez mientras recuerda la escena que imagino, viendo esos labios carnosos y suaves, aunque rotos, le hacía la imagen de un beso, algo prohibido fuera del matrimonio y mucho menos con una chica así, pero no podía impedirlo, su corazón palpitando más rápido con la sangre llegando a sus mejillas en un sonrojo más fuerte de lo que pensaba, teniendo que sacudir la cabeza, obligándose a volver a pensar en el reino, y como esté reaccionaria, unos segundos después de esa escena privada caminar a sus aposentos, con la intención de prepararse para ella, una dama que apenas conocía y ni siquiera sabia su nombre

Se arrodilla en su habitacion, silenciosamente mirándose al espejo, se empieza a desvestir, quitándose sus trajes elegantes y largos de emperador, nunca disfruto llevar esas largas ropas, ya que le pesaban en su cuerpo, y en su gusto le parecían demasiado, los deja de lado, quedando solo en unos largos pantalones, dejando su pecho al descubierto, luego quitándose el adorno que mantenía su cabello recogido, dejando caer el resto de su pelo hasta el suelo, toma un peine de jade, que usa sobre el, peinando su cabello lentamente y preocupándose que quede suave, una vez hecho esto se pone una camisa holgada, su ropa casual de noche, normalmente ningún otro emperador se atrevería a ir así por su templo pero, ya que este tenía una autoridad de fierro sobre la gente nadie lo molestaba con detalles insignificantes como ese, no era un emperador cruel, pero uno justo que había entablado su poder sobre la gente, siempre usándolo para bien pero sin dejar que olviden de lo que es capaz, una vez termina de prepararse pone su cabello en un moño, saliendo afuera en dirección a los baños para verla.

El emperador y la forajidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora