Capítulo 2. Unión involuntaria.

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Riku hubiera querido que ese encuentro casual con el perrito solo fuera eso, un encuentro casual y nada más. Pero, las cosas se habían escapado de sus patas. Pasaron semana completas dónde Riku volvió a la granja temprano por la mañana. Aprendiendo y memorizando los horarios de los humanos.
Aprendió que en esa granja vivian dos adultos, Terra y Aqua, una pareja casada que tenía dos hijos adoptados, Roxas y Ventus. Sora era su mascota, junto con otro perrito de la misma raza Pomerania.

-¿Quien es este sujeto?- Gruñó el pequeño perrito negro, con su pelaje esponjado del enojo.

Vanitas, el hermano de Sora y de la misma camada. Tambien un cambiaformas por lo que Sora explico.

-Es mi amigo, y tú, no dirás nada. - Sora golpeó con su patita la cabeza de su hermano con delicadeza.

-¿Y que harás para evitarlo?- Vanitas dejó salir un gruñido ahogado, casi como un jadeo. - Ese perro callejero viene por las gallinas, estoy seguro.

-No, No. -Sora negó.- Riku jamás le haría daño a las gallinas.

Lo que Sora no sabía es que Riku realmente le haría algo a las gallinas si no fuera por su autocontrol. Las gallinas se veían sabrosas igual que todos los animales de la granja. Incluso en más de una ocasión consideró en comerse al gruñón Pomerania negro que no dejaba de insultarlo cada vez que lo veía. Auque pasando las semana, parecía que Vanitas se fue acostumbrando a las visitas del lobo.

-Sora... ¿Otra vez te comiste todo?- Ventus levantó a su perrito castaño y lo acarició en la cabeza, viendo que su plato de comida estaba más que vacío. - ¿No estás comiendo demasiado? Es tercera vez que lo lleno y apenas está atardeciendo.

-No se lo llenes cada vez que este vacío.- Su hermano lo regañó. -Quizas las gallinas se lo han estado comiendo.

-Pero no puedo dejarlo con hambre.- Ventus hizo un puchero. - Solo míralo, está tan flaco.

Roxas miró a Sora, quien le devolvió la mirada, jadeando con la lengua afuera y moviendo la cola. El rubio puso los ojos en blanco y siguió trabajando en limpiar los corrales.

Lo que ellos no sabían era que Sora estaba compartiendo su comida. Cuando Ven llenaba su plato en la mañana Sora se lo llevaba a Riku, quien comía tranquilamente entre los matorrales. Pero Sora era un entusiasta y le gustaba pensar en grande.

-Oye.. Riku... -Sora le habló mientras el lobo tomaba un poco de agua.

-¿Hmmm?

-¿No quieres ... Venir a la granja?

Riku levantó la cabeza, ladeando la cabeza sin entender.

-Ya sabes, venir a la granja. Ven te recibiría con los brazos abiertos, estoy seguro de eso.

-Sora... Yo... No soy un perro..

-Lo se, eres un cambiaformas, pero pasas como un pastor. -Sora salto de la emoción.

-Sora, míralo bien, no pasa como un pastor.- Vanitas reprochó.- Por dónde lo veas es una temible bestia para los ojos humanos.

-Odio decirlo, pero tú hermano tiene razón, Sora... Yo no me refería a nuestra verdadera identidad... Yo soy...

-¿Sora? ¿Vanitas?

Los tres animales saltaron en su lugar. Riku rápidamente se escondió entre los matorrales y ambos pomeranias se dieron la vuelta, esponjados del susto. Ven estaba caminado hacia ellos. Algo cauteloso por lo que había visto. Un animal entre los arbustos.

-¿Que hay allí, chicos? ¿Esconden algo?

Sora se preocupo, no solo por Riku, la evidencia de su "desperdicio" de comida estaba allí. Entre sus patas, el cuenco de plástico vacío. Pero también lo vio como una oportunidad... Se acercó a Ven y jaló de su pantalón para que se acercara a los arbustos. Riku negaba con la cabeza y le susurraba a Sora la mala idea, no era el momento, no ahora.

El lobo y El pomerania Donde viven las historias. Descúbrelo ahora