Cómo arruinar una cita y triunfar en el intento

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Tan pronto comenzó a circular el vehículo de Jonny, su pecho se infló de orgullo tras tan heroica gesta con quien, improbablemente, sería el amor de su vida. El orgullo fue rápidamente desinflado al analizar que sus maniobras de galán habían sido un desastre y, tristemente, descubrir que no había mérito alguno, hasta ahora, en Jonny. 

Inmediatamente después de aterrizar abruptamente a su realidad, Jonny supo que era momento de iniciar ese diálogo que se le negó 5 veces antes, al fin y al cabo, ella escogió su lado, pudiendo haber escogido el asiento de atrás. Su cerebro comenzó una búsqueda a una velocidad de 561 Mg/seg, para encontrar la frase más apropiada para lo que la situación demandaba. Tras 700 metros de conducción, Jonny humectó sus labios y dijo:

- ¿Te puedes poner el cinturón de seguridad?

"¿En serio le dije eso? Soné pesado". Reflexionó Jonny.

No solo sonó pesado. También sabía que sonó ridículo. Ella no lo sabía, pero Jonny estaba jugándose la conquista del amor de su vida. 

- Sí, disculpa. No me había fijado.

Respondió con clara incomodidad por la situación. En la mente de Jonny, todo se había podrido en menos segundos de lo que demoró en enamorarse. Fue en ese momento, justo después de las disculpas de su "amor", cuando reconoció que no solo perdió la batalla, sino también la guerra del amor que estaba luchando en su mente (y corazón).

- ¿Qué tal te ha ido hoy?

"¡No todo está perdido!" Festejó Jonny, en su mente, obvio.

- Tranquilo, es mi primer día...

Y así, los 12 minutos que duró el viaje, fue un intercambio de "¿a qué te dedicas?, ¿qué te gusta hacer? ¿de dónde eres?", algo que Jonny siempre soñó, pero, siendo honestos, solo hizo todo lo que debía hacer para arruinarlo. Si no fuera por las coincidencias de la vida y la actitud de ella, este hubiera sido el 6° viaje sin conversar de nuestro conductor favorito (en verdad no): Jonny.

- En 100 metros, dobla a la derecha y deja a Cindy en su destino.

La conversación fue tristemente interrumpida por un audio en la aplicación de Uber, quien sin previo aviso confirmó lo que era obvio: el viaje debía terminar. El amor debía terminar.

Amor en tiempos de UberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora