La casa 71

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La suerte no deja de estar del lado de Jonny. Tras el anuncio de la voz de Uber que puso, supuestamente fin al viaje perfecto de nuestro conductor favorito, pasó lo impensado.

- No es acá.

"¡Un minutos más contigo!" Disfrutó Jonny, en su mente, obviamente.

- Mira, según el mapa, acá debía traerte. ¿Cuál es la dirección?

- Es que no me la sé. Se la dije a mi amiga cuando me quedaba 1% de batería y luego me vine.

- Si te fijas, acá donde te estoy apuntando está la dirección, pero tienes razón, esta no es la calle.

El lugar donde se encontraban es una calle nueva, por lo tanto, no aparecía en el mapa e indujo al error a nuestro novel conductor.

- Estoy super atrasada, hago clases particulares de inglés y tenía que llegar hace 15 minutos. ¿Qué hacemos?

- Yo creo que tenemos que devolvernos y buscar una nueva calle por donde entrar, ¿te parece?

- Te lo agradecería mucho, no importa si sale más cara la tarifa, solo quiero llegar.

- Ok, intentaré llegar.

- ¡Gracias! Que bueno que me tocaste tú, eres un ángel.

Tercer infarto de Jonny. Ahora ya no tan literal. Las pulsaciones se dispararon a niveles insospechados tras escuchar las palabras de ella. A propósito, si no es Cindy, ¿cómo se llama? ¡No sé el nombre del amor de mi vida!

- No te preocupes, es mi trabajo...

"Pero ¡cómo dije eso! Todo apuntaba a que tenía que decirle: 'es un placer. A propósito, ¿cuál es tu nombre?' Pero no, tenía que arruinarlo una vez más." Lamentó Jonny.

- Tan lejos que vamos, no sé cómo me voy a devolver después.

"A ver, Jonny, por primera vez en tu vida, no lo arruines, piensa antes de hablar. Piensa." Pensó Jonny.

- Si quieres, te puedo dar mi número para que me llames cuando termine, así te paso a buscar.

En ese preciso momento, todas las neuronas que componen la masa encefálica de Jonny se reunieron, se abrazaron y brindaron con lágrimas en los ojos, porque por primera vez en todo el viaje, Jonny había dicho algo que no arruine esta torpe historia de amor. La emoción inunda cada centímetro de nuestro galán (al fin) conductor.

- Es que no tengo batería, no podré guardar tu número.

- Aaah, no importa entonces.

La fiesta de neuronas, que ya tomaba ribetes mayores, se vio repentinamente interrumpida por la incomprensible respuesta de Jonny. La felicidad no alcanzó a superar el minuto y ya volvimos a la torpe decepción que el antigalán acaba de provocar.

- Gracias de todos modos. Eres muy preocupado. Tuve suerte de venir contigo.

Las neuronas no podían creer: ella acaba de lanzar una nueva insinuación de leve afecto hacia Jonny y él responde con su reiterada capacidad para desaprovechar las oportunidades de la vida. Es oficial: Jonny no merece a esta anónima mujer.

- Ahí está la dirección. Hay un guardia en ese portón, si quieres entro contigo y te dejo en la puerta de la casa.

- Te lo agradecería mucho, es la casa 71, quizás está muy adentro.

- Buenas tardes, señor, vengo a dejar a la señorita, que va a la casa 71.

- Buenas tardes, ¿cuál es el nombre de la señorita?

En un segundo, el guardia hizo más que Jonny en 25 minutos de viaje...

- Fernanda Ferrada. Me están esperando.

"Fernanda Ferrada, Fernanda Ferrada, Fernanda Ferrada. No se te puede olvidar". Memorizó Jonny.

Tras la venia del guardia, el momento que nadie quería que llegue, llegó. Por segunda vez en el viaje, Jonny llegó al destino de Fernanda, lamentando el haber desaprovechado todas las oportunidades que se presentaron en los 26 minutos que transcurrieron. Jonny terminó su viaje y solo se quedó con el dinero de Fernanda.

- De verdad me encantó venir contigo. Que te vaya muy bien. Un gusto, Jonny.

"Un gusto, Fernanda. ¿Te casas conmigo?" Ya lo saben. Lo soñó Jonny.

- Chao.

Amor en tiempos de UberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora