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Llegamos a la granja, mis nervios cada vez se hacían más fuertes. Mientras el carruaje aún rueda por los grandes campos para llegar a la casa principal, observo con cariño la mano de Jungkook, esa que descansaba sobre mi pierna izquierda.

A veces olvidadaba todo, lo único que deseaba era poder descifrar qué siento y como lo siento.

Amar es difícil, esta época esta llena de prejuicios, algo tiene que haber para poder irme, pero irme con el.

—Hemos llegado— dice el anciano bajando del carruaje, causando que Jungkook despertara de golpe; quitó su mano de mi pierna y se apartó asustado.

—Perdón— dice el bajando, imito su acción.

—¿Perdón?— le pregunto en modo de susurro, mientras camino junto a él.

—Dormir con un chico, ser así con un chico...no es correcto. Eso es de maricas, no somos maricas.

—Pero que dices— digo, golpeando levemente su hombro.

Entramos a la casa, detrás del anciano del mercado. Había una pareja, mis abuelos.

No pude evitar sonreír al ver a la abuela embarazada y un niño pequeño corriendo por la sala. Muchas veces la abuela me narró una escena así, y ahora la estoy viendo frente a mis ojos.

—Hola, jóvenes— dice mi abuelo sonriente.

Mis mejillas se humedecieron, mientras mi sonrisa cuadrada y mis ojos achinados se direccionaban a él.

—Buena noches señor— dice Jungkook haciendo una reverencia.

Me quedé callado, quería disfrutar el momento aunque luciera ridículo llorando y sonriendo.

—¿Por qué lloras muchacho?— camina la abuela hacia mi, poniendo su mano sobre mi mejilla para secarla con ternura.

Levanto mi mirada hacia ella, encontrándome así con sus ojos marrones llenos de preocupación y una sonrisa relajadora.

—Solo me siento mal— digo sonriendo entre sollozos.

Jungkook, el abuelo y el papá de mi madre me miraban con curiosidad.

Un silencio inundó el lugar por algunos escasos segundos, hasta que mi abuelo decide romperlo.

—Chaerin, prepárale un té, yo llevaré a este muchacho a su habitación.

La abuela asintió, mi abuelo se llevó a Jungkook y el bisabuelo se sentó frente a la chimenea ubicada en el salón principal.

—Papá, cuida de que Taehyun no se acerque a la chimenea— dice la abuela para tomar mi mano y llevarme a la cocina.

Me senté en el gran comedor de madera, mientras ella calentaba algo de agua para sumergir algunas hierbas en ella.

—¿De donde vienen?— pregunta poniendo un bolsón de azúcar frente a mi.

—Seúl— respondo, tocando una rosa que había en un florero —Pero yo soy de aquí— sonrio y ella se acerca a mi con la taza de té caliente en sus manos —Gracias— digo, sonriendo y poniendo la taza en la mesa.

—Que raro...nunca te había visto por aquí. ¿cual es tu nombre?— pregunta ella, sentándose frente a mi.

¿Se lo digo o no se lo digo?

𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐩𝐞𝐥𝐥 𝐨𝐟 𝟒𝟒𝟒  [𝐕𝐊𝐎𝐎𝐊] ; 𝐒.𝐋 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora