Otra vez esa estúpida sonrisa coqueta, otra vez esa caricia en la mano de aquella ingenua chica frente a ella.
A ese paso, Nayeon estaba segura de que esa desconocida sería la nueva conquista de una noche de la pelinegra.
No entendía como era que hacía la menor, siempre era lo mismo, llegaban a algún bar y sólo con sentarse a tomar agua esta ya tenía la atención de toda la población femenina en un radio de 10 cuadras sobre ella.
Mientras que lo único que podía hacer la mayor era mirar, algo de lo que estaba cansada, aunque su paisaje fuera la misma Sana.
Porque no era sencillo sentarse a mirar como la chica que le gustaba coqueteaba y se divertía con todas la que se le pasaban por el frente, porque la envidia de que fuera ella a quien la pelinegra le sonreía, acariciaba y hacía sentir el centro de su universo, hervía su sangre.
Esa tarde al igual que cada viernes habían ido a uno de los bares de la ciudad, lugar donde sus padres no tenían ni idea que ellas entrarían, y al igual que cada viernes cada una se había ido por su lado con el objetivo de divertirse.
Algo que aparentemente únicamente Sana estaba logrando, pues Nayeon la veía sonreír a medida que su mano subía por la pierna de aquella pelirroja de apariencia tímida, pero tan descarada como para permitir que alguien que acababa de conocer la manoseara de ese modo.
O era lo que veía la coreana desde el segundo piso del bar.
Sus ojos dorados se desviaron de aquella ubicación en el momento que el siguiente movimiento de la japonesa llegó, colocarle el mechón detrás de la oreja a la contraria para luego besarla y tenerla en su mano, lista para complacerla como deseara.
En sus seis años de amistad, Nayeon se preguntaba que era eso que tenían los besos de su mejor amiga que eran capaces de causar aquel efecto en las chicas, dejándolas completamente locas e incluso adictas a ella.
Y jamás necesitó tanto esa respuesta como aquella tarde.
Tal vez era el calor del ambiente, o el efecto del vaso de tequila que tomó, algo curioso considerando que tenía una tolerancia bastante alta y que su ropa no era la más abrigada del mundo, o puede que subestimara el efecto de Sana en ella.
Pero decidió dejarlo pasar cuando volvió su vista a la pareja y vio que ya iban por su tercer beso.
Si no hubiera estado tan envidiosa quizá habría bostezando de aburrimiento, conocía tan bien las técnicas de seducción de su amiga que incluso le parecía ridículo que funcionaran.
“Es porque aún existían chicas con el cerebro más pequeño que una nuez y el apetito sexual por los cielos” pensó sonriendo divertida.
Pero por desgracia para la japonesa, la noche no terminó como deseaba.
Si pasaron por todo el protocolo que llegar al auto de Nayeon y manosearse mientras esta hacía de chofer hasta el motel más cercano implicaba.
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Lovely Idiot || SaNayeon
Fiksi PenggemarSanayeon [Mini Fic] ✓ Nayeon se enamoró de su mejor amiga; pero esta es una "idiota" incapaz de entenderlo. Hasta que se le hace imposible seguir ocultando lo que siente... Hasta que se aleja de ella sin razón aparente... Hasta que motivada por su c...