Capítulo 5

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-¡Esta vez la atraparemos! -Dijo Sana

-Nada nos podrá detener, esta táctica es infalible. -sonrió Rosé

-Caerá en cuanto venga hacia nosotras.

-Dios, ¿Pueden dejar mi celular? -Bufó la menor .- Tan solo les mostré una foto, ¿Cómo terminaron con ese juego?

-Fue el llamado de la naturaleza. -respondió la australiana sin levantar la vista del aparato.

-Claro, olvidé que eras salvaje.

Cual película de terror la mayor levanto su mirada.

Jennie, Sana y Jisoo miraban la escena con curiosidad y por seguridad, disimuladamente, comenzaron a prepararse para evitar una guerra.

-¿Tu quieres morir no?

-Oh, ¿Con qué me matarás? ¿Con tú instinto animal de simio? Uh uh ah ah.

-¡Oye! ¡Solo yo puedo insultarla así! -pasando de la ira que se sentía en el ambiente todas miraron a Jisoo que había interrumpido de una forma extraña. - Eh, quiero decir que, ¿Podemos mantener la calma por unos minutos?

-Bien, lo haré cuando tu novia me regrese mi teléfono. -se cruzó de brazos esperando la devolución.

-¡¿Que?! ¡Ella no es mi novia! -Jisoo había subido su tono de voz inconscientemente.

-¿Ella? ¿Mi novia? Quedatela tú, nunca saldría con ella. -regresó el objeto de mala gana.

-Mejor dicho, yo nunca saldría contigo. -corrigió la Kim mayor.

-Dios, paren de discutir. -las detuvo Sana masajeando sus sienes.- Las tres son un dolor de cabeza.

-Está bien, como tu digas, pero yo solo digo que los sentimientos no se enfrentan así.- Negó Tzuyu.

-Maldita perr...-la australiana estuvo a punto de pararse de no ser porque el brazo de Jennie se interpuso.

-Miren allí, entrando, su cara me resulta familiar. -Jennie, con su pequeña cara redonda, señaló a una chica muy alta entrando al establecimiento.

-Tiene el mismo uniforme que nosotras idiota, de seguro te la haz cruzado cientos de veces. -respondió Jisoo rodando los ojos.

- No lo creo, se que la vi pero estoy segura que no me olvidaría de...ella.

-Es Lalisa Manoban, ella estaba en la foto que les estaba mostrando hace poco antes que me quitaran mi celular, ella va junto a mi en la clase de literatura y escritura, realmente es una de las mejores.

-Llamala, parece que vino sola. -propuso Park.

-No, nunca me relacione mucho con ella, sería incómodo.

-Jennie, cierra la boca, se te cae la baba sobre mi pastel. -se quejo Jisoo a lo que todas rieron y la pequeña solo atinó a ruborizarse levemente.

¿Cuando no?

-Ja, Ja, Muy graciosas. -sonrió con sarcasmo la castaña mientras metía otro trozo de pastel a su boca.

Tzuyu sonrió de lado y miró a quién estaba intentando atragantarse con comida para no mirar a la chica que acababa de sentarse a unas cuantas mesas de la suya.

-O tal vez si la vaya a saludar. -hablo de repente.- Vamos Unnie.

-¿Fe? -levantó su cabeza sorprendida aún masticando.

-Vamos a saludarla.

-Mefor fo. -tragó por fin.- Tu lo dijiste, sería incómodo.

-De ninguna manera, vamos. -tomo de la mano de la chica y la arrastró hasta la mesa de la más alta.

-Hola, Lisa.

-Oh, hola Tzuyu, ¿Qué haces aquí?

-Vine con una amiga y su grupo, ella es Jennie.

-Creo que te he visto varías veces, disculpa que no sepa tu nombre.

-J-Jennie Kim. -definitivamente Jennie se estaba sintiendo una idiota.

-Entonces, ehm, te vi algo sola y pensé que podrías venir conmigo y las demás.

-Creo que siendo el grupo de Jennie ella debería sería quien decida si invitarme o no.

-C-claro que no hay problema, Lalisa.

-Puedes decirme Lisa, me siento más cómoda si me tratas como una amiga.

Una torpe sonrisa involuntaria creció en el rostro de la bajita y asintió.

Las tres regresaron a la mesa y luego de hacer otra presentación se sentaron. Por si fuera poco Tzuyu cambió su lugar dejando que Lalisa se sentará junto Jennie, una muy, pálida y paralizada, Jennie.

-Dinos Lisa -comenzó Rosé a sociabilizar. -¿Qué hace una chica como tu tan sola aquí?

-Había acordado venir con una amiga pero a último momento me plantó, y como tenía hambre simplemente entre.

-Entonces hiciste lo que dictó tu estómago. -continuo la australiana a lo que la contraria asintió. - Me caes bien.

-Eres tan idiota -Jisoo río luego de lo que dijo.

-¿Otra vez vas a empezar? -y Rosé no iba a abstenerse de contestarle.

-Lo siento, ellas dos siempre discuten por todo. -pronunció Jennie sin levantar la mirada.

-No tienes que disculparte.

-Disculpen señoritas. -una mesera hizo aparición frente las 6 chicas pero especialmente mirando a la Kim menor. -Alguien le envía esto.

De uno de sus bolsillos sacó una pequeña nota que fue entregada con cuidado.
Jennie ya se hacía la idea de lo que podría ser y no podía creerlo.

-¿Q-quién? -Observó todas las mesas buscando indicios de alguien sospechoso.

- Me dijeron que se la entregará de forma anónima.

-Esta bien... Muchas gracias. -sonrió cortésmente al igual que la mesera y esta regresó a su trabajo.

El silencio reino en la mesa y todas miraban el papel esperando que la chica que lo tenia lo abriera.

-¿Realmente lo tengo que abrir? Digo, podría pasar ignorandome estos simples papelitos y algún día la idiota esta se cansará, ¿no?

-Creo que piensas bien, de hecho, muy bien Unnie, pero creo que deberías leerlo, es decir, es mejor si enfrentas tus problemas ¿No?

-Lamento si me estoy metiendo en algo que no me incumbe pero ¿Puedo saber que pasa? -preguntó la tailandesa.

-Una idiota sin vida ni nada mas interesante que hacer atormenta a Jennie con notas pervertidas. -contesto Rosé.

-Es que vamos, mírala, es una niña de 5 años que aún cree en el hada de los dientes.- continuó Sana.

-¡Cuántas veces les tengo que decir que no tengo 5 años! -elevó su voz acompañándola de un puchero y cerrando sus brazos.

Realmente Lalisa contenía la risa como campeona.

-Y por cierto, el hada de los dientes si existe. -completó su frase ofendida.

-Era tu papá, y lo viste a los ocho años luego de que te despertarás porque el tropezó con uno de tus juguetes cayendo sobre quién sabe que para luego terminar en el hospital. -relató Jisoo.

-No, no, era el hada de los dientes que se disfrazó de mi papá para que yo no sospechara y todos los médicos eran parte del escenario que armaron para que yo no lo descubra. -se defendió con un argumento bastante fantasioso.

-Esta bien, si tu lo dices entonces fue así, ahora lee la nota.

Y no hace falta decir lo que sucedió luego de que abriera el papel y lo leyera y lo volviera a leer hasta entender por completo.

Si, toda su cara paso a un color rojo intenso...

Notas Indecentes | Jenlisa Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora