Capítulo 16

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Maratón 3/4

- Un movimiento más y juro que me suicido.

La chica castaña estaba aferrada a sus rodillas respirando como podía, y de milagro, luego de que el profesor de gimnasia hiciera correr al grupo durante 5 minutos.

Aunque ella había corrido 20 segundos antes de tirarse al piso y negarse a seguir. Luego llegó la autoridad, la castigo y obligó a seguir con su labor.
Sin más opción tuvo que continuar hasta llegar a este punto de acabar exitosamente pero con claras intenciones de suicidio.

- Me estás diciendo que combates notas como una guerrera pero no puedes con una tonta clase. - la diversión en la cara levemente sudada de Sana era notable.

- Es que debería ser ilegal precalentar de esta manera, es que enserio yo hago lo que el quiera, pero ¿correr?, ni en sueños, mejor pasame una hamburguesa.

El sonido ensordecedor del silbato más el eco del gran gimnasio que expandia las ondas sonoras aumentando su volumen provocó una mueca de desagrado en ambas chicas.

-¡Todos a las gradas!

La mayor miró el techo como si eso fuera a salvarla y a regañadientes camino hasta las gradas para sentarse.

Al estar todo el alumnado en sus lugares el profesor comenzó a dar las indicaciones de la siguiente actividad.
Mantuvo su mirada perdida sin prestar atención, ¿Para qué quería saber cuál sería la siguiente forma de su tortura?

Sus pensamientos fueron interrumpidos nuevamente por el maldito silbato.
Ese estúpido objeto que Jennie deseaba arrancar del cuello de la persona que lo llevaba y aplastarlo contra el piso, meterlo a una licuadora, quemar los pequeños pedazos de plástico y cuando quedé una masa uniforme, enterrarlo 40 metros bajo tierra.

Si, tal vez tenía una pequeña enemistad  con un objeto inanimado.

-¿Entonces que hay que hacer? -le preguntó a su amiga mientras todos los demás se ponían de pie acatando las órdenes que Jennie no había escuchado.

-Debemos saltar de una ventana y suicidarnos.

- Genial, tenía que llegar mi hora en algún momento. -le dio un golpe a su amiga que parecía la pata de un gatito de lo suave que fue. - Ahora dime.

- Abdominales - soltó la palabra como una bomba para la coreana.

- Me rehuso. -cruzó sus brazos cual berrinche de niña pequeña.

Aquí es cuando iniciaba la tarea de Sana en cada clase de gimnasia de tomar el brazo de su amiga y tirar de el hasta lograr que se pusiera de pie he hiciera mínimamente los ejercicios.

Tampoco era tan difícil considerando que aunque Jennie hiciera peso muerto la menor lograba sacarla de su asiento de un solo tirón.

-Solo acuéstate y por lo menos que parezca que te esfuerzas. -susurro mientras la mayor se tumbaba y ella sostenía sus pies tal como decía la consigna.- Son 20.

-Prefiero reprob...-estaba a punto de dar por sentado su futuro hasta que algo llamo si atención. - Dime que las personas que están entrando no son de primer año.

Jennie estaba sufriendo de un mini ataque cardíaco viendo como ingresaba chicos y chicas al espacio, sólo que se dirigían al lado contrario de la ubicación de ellas.

- Si lo son.

-¡Como pude olvidarlo! -comenzó a entrar en pánico.- Lisa me dijo que hoy cambiarían el horario de su clase de gimnasia.

- ¿Por que?

- ¡Eso que importa!, problemas con los horarios del profesor. -explico sin quitar su vista de las personas esperando no encontrarse con una de ellas.- En algunas ocasiones suelen hacerlo, pero ella no sabía con que salon compartiría espacio hoy.

-¿Y cuál es el problema?

- Dime que es la otra unidad, dime que no es la de Lis...¡No! - se retorcio en el colchonsillo sobre el que estaba tumbada en cuanto la vio.

Una chica rubia de altura imponente con una sonrisa resplandeciente y largas piernas que resaltaban más que nunca gracias al pequeño short de deportes.

Jennie quedo embobada mirando aquella escena.
Por fuera parecía serena, pero por dentro estaba sufriendo 30 infartos y contando.

31 infartos y contando cuando Lalisa volteó y analizó a las personas que estaban en el lado opuesto.

32 infartos y contando cuando chocaron miradas.

33 infartos y contando cuando sonrió y por si fuera poco elevo su mano saludandola.

Casi al borde de la muerte, Jennie devolvió el saludo junto con la sonrisa tonta que se le había incrustado en el rostro involuntariamente.

Todo el momento fue interrumpido nuevamente por...

Exacto, el silbato dando inicio al ejercicio.

- No, no, no puede ver que no estoy haciendo nada, pensará que soy una floja.

-Y si lo eres. -contesto Sana con obviedad.

Como si hubieran cambiado a la Jennie de antes que no pensaba hacer ni un solo movimiento, está comenzó a hacer abdominales sin parar.

Y no sólo abdominales, sino que cada ejercicio que se les indicaba ella lo hacía, tal vez porque no dejaba de sentirse nerviosa y necesitaba canalizar ese peso en su cuerpo con ¿Ejercicio?

Pero aquel peso no era únicamente por saber de la presencia de Lalisa y preocuparse por no ser la chica floja frente sus ojos, había algo más que no lograba distinguir.

-Deja de mirarla. -Yiren golpeó el brazo de su amiga.- No seas tan obvia, se dará cuenta.

Manoban sacudió su cabeza regresando a la realidad y mostrando confusión a su vez.

-Yo no la estoy mirando. -negó lo innegable- Sólo estaba mirando lo que hacían.

- Lo mismo que nosotras, ejercicio.

- Lo se, sólo que primero estaba mirando eso y luego me distraje pensando, así que mi vista quedo allí.

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- Si tu lo lo dices. -respondio con fingido desinterés. - Por cierto, ¿Has visto lo atractiva que se ve Jennie hoy? Creo que el short le sienta muy bien.

-Supongo, ni siquiera me había fijado. - No sólo había mentido sino que ocultó la verdadera sensación que la había provocado el comentario de su amiga.

Malestar.

Pero para Lalisa era claro que sentiría cierto desagrado, y la razón era más clara que el agua.

Jennie manifestaba ser una chica infantil y de apariencia dulce, si alguien la miraba de otra forma sería muy raro.

Jennie y Lalisa permanecían en mundos paralelos divididos por una línea en el piso que delimitaba las canchas, pero ambos mundos estaban unidos por sus pensamientos.

Jennie pensaba en Lalisa.

Lalisa pensaba en Jennie.

Notas Indecentes | Jenlisa Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora