Capítulo 26

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Decaer

Narración realizada por Zephyr.

<¿pero porqué no?> repito con un poco de frustración en mi tono de voz. El monje se frota la frente con el índice y pulgar de la mano derecha con estrés.

<No empieces otra vez>responde con un tono lento y amenazante, ignoro el sobresalto de mi corazón.

<No es diferente que con Avery y Tyler.

<Ni siquiera lo menciones, que todavía puedo echarlos.

<Esto es injusto, estás siendo irracional.

El comentario parece ofenderlo, por lo que sus ojos grises caen directamente a los míos, una mirada calculadora y un brillo asesino se asoma sin disimulo, cada que hace eso, sé que lo estoy enojando a niveles peligrosos.

<No, tu eres la irracional ¿cómo sabes que no van a atacar en el primer segundo que los dejes entrar?.

<¿y cómo sabes que lo harán? Papá, uno de los libros sagrados habla sobre abrir las puertas de tu corazón a las personas ¿no es hipócrita que tu, de todas las personas, no lo hagas?.

Su mirada se suaviza sólo por un pequeño momento, casi imperceptible. Suspira con frustración.

<Ya empezaste> empieza con un tono harto del mismo tema <¿Cuantas veces tengo que decirte que la gente es mala por naturaleza, y no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo?.

Ahora estamos hablando de temas diferentes. Sé por lo que su familia pasó antes de que yo llegara a su puerta, sé la opinión del monje desde entonces, pero nunca lo vi así, incluso cuando dijo que mi familia era terrible por dejarme. Incluso ahora, que tenía la razón en creer que lo era.

<No tienes pruebas.

Él me mira sereno, pero su mandíbula se tensa, sé que no está tranquilo. 

<Las tengo> dice apretando los dientes.

<Hay gente buena, que es la mayoría, y la gente mala no es mala en todos los casos.

Eso parece romper una delgada línea en la paciencia del monje, su expresión se vuelve más rígida y fría, entre no conocer a una persona pero a su vez odiarla. 

<Si la gente es tan buena como dices ¿porqué tu madre te dejó en mi puerta?> lanza como si se tratara de una daga. Me vuelvo hiperconsciente de la presencia de otras personas en la habitación cuando escucho la puerta abrirse y cerrarse con discreción.

<Pudo tener una buena razón.

<Pero tu ojo no la tiene.

Recuerdo a mi madre, gritando que ella era mi madre y después no saber nada hasta el barco. Decido hacerme la idiota.

<¿Disculpa?> pregunto en un tono que suena ofendido, me siento ofendida de algún modo, pero no quería que se viera. Él ve mi expresión, seguramente, porque se muerde la lengua. 


<Dejémoslo así, no quiero-. 

Lo interrumpo, permitiendo que algo de mi sentimiento de frustración combinado con lo ofendida que me sentí se filtrara en mi voz.

Attack in a world: Crónicas Del Síndrome Del SalvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora