Capítulo 1

33 16 58
                                    

"No es fácil ni importante volver al pasado y reabrir las cicatrices de allí. La única justificación es saber que ese conocimiento me va a ayudar a entender mejor el presente".—Paulo Coelho

Cuando mires el cielo, siempre recuerda que no estás sola, porque esa inmensidad siempre te acompañará Macki.

Pero mami es muy grande, me da miedo.

Y el miedo es el que te impulsa, cuando nadie más pretende hacerlo. Recuérdalo siempre.

Tú me quitas el miedo mami.

Pero yo no estaré siempre.

Y su rostro empezó a llenarse de lágrimas.

Todo se volvió negro y solo podía gritar: ¿dónde está mamá?

Me levanté exaltada por el sueño recurrente que tenía desde que mamá se fue sin dejar rastro, esa última conversación que tuve y a la cual me aferraba para no creer las innumerables razones que me daba mi padre relacionadas a que nos abandonó, así sin más. Según él investigó y contrató a los mejores detectives del país, pero todos habían llegado a la conclusión que se fue sin dejar rastro y probablemente terminó cambiándose el nombre en otro país. 

¿Cuál era el problema de esa teoría? Que era mi madre de la que hablaban, y aunque solo estuviera conmigo 7 años, recordaba las múltiples veces que me demostró su amor, cosa contraría a mi querido padre—Nótese el sarcasmo—, me defendió de ese ambiente frío en el que crecía y siempre, aunque creyeran que eran imaginaciones de niña, me trataba de preparar para algo, que es la hora y sigo intentando descubrir. Pero me resultaba imposible hacerlo, si seguía en otro continente como una exiliada desde que tenía 8 años.

Ese tiempo después de su desaparición fue uno de los más complicados, no paraba de llorar y de tener pesadillas referentes al tema, por eso es por lo que cada vez que contaba que recordaba de manera borrosa cuando ella se fue, me decían que era producto de mi imaginación. Pisé innumerables psicólogos hasta que papá se hartó de mi existencia—No, no es drama—Y me envió al internado. Como consecuencia no he podido volver a Nueva York, porque ni en vacaciones me dejaba regresar. Solo en esas épocas alguno de mis hermanos me iba a visitar como una obligación más que todo, no porque me adoraran como buenos hermanos.

De hecho, no teníamos la mejor relación. Steven, el mayor se encargaba de los asuntos legales de las empresas de la familia y Jazmín, aunque tiene sus propios negocios referentes al diseño de modas, atiende diversos asuntos de estas. Ella es con quien se podría decir que "comparto más palabras" porque es más fácil de llevar y convivió más con mamá así que aún conservaba algunos vestigios de amabilidad. A diferencia de Steven que mas soberbio y demandante no podía ser, digno hijo de nuestro padre. Ambos son hijos de su primer matrimonio, luego de quedar viudo se casó con mamá. 

Por eso entiendo que no les haya hecho tanto daño su desaparición, pero el resentimiento de que hicieran como si su presencia nunca haya existido, aún sigue latente. Y todo para complacerlo a él, a diferencia de mí ellos vivían para darle gusto, así eso fuera en contra de sus límites.

Justamente esa diferencia estoy demostrándola a punto de tomar el avión de regreso a la ciudad que me vio nacer. A mí hogar y cuando digo hogar no me refiero a mi increíble familia que me acoge de una manera sobrenatural. Sino al lugar donde vive mi mejor amiga y mi abuelo. Y esa casa que es lo único que me aferra a la esperanza de encontrarla.

Hace 5 años cuando terminé el internado intenté regresar, pero fue imposible porque más tardó la ceremonia de clausura que mi padre teniéndome una plaza en una de las mejores universidades para estudiar negocios, al menos me había dejado escoger la carrera. Pero hoy dejando a esa niña asustada escondida en un lugar profundo en mi memoria, regreso como la mujer determinada a encontrar respuestas de la vida que siente que le arrebataron.

El camino de los exiliadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora