Capítulo 4

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 Mack

A simple vista el gimnasio puede parecer sencillo, pero al adentrarse estaba perfectamente organizado. Distintas máquinas, secciones y salones, se notaba el empeño que habían puesto en él. Hay personas de todas las edades, cada uno concentrado en sus actividades. Sobre todo, unos chicos en uno de los salones de la esquina los cuales estaban practicando algo parecido al taekwondo, tenían una sincronización increíble, tanto que era muy placentero verlos.

—No es taekwondo, es Aikido—dijo Bob a mis espaldas, haciéndome sobresaltar.

—¿Cómo sabias que estaba pensando en el taekwondo?

—Es que todos piensan eso—contestó riéndose, contagiándome al instante—¿Sabes qué es? —negué incitándolo a continuar—El Aikido es además de un arte marcial un sistema de autodefensa. Ven acerquémonos.

—Se basa en la filosofía de la no violencia. ¿Ves como utilizan la presión en los nervios vitales? —continúo mientras me señalaba una de las chicas que estaba practicándolo.

—Sí, es muy interesante. Gracias, no tenía ni idea.

—Cuando quieras eres bienvenida—se notaba la sinceridad en su rostro.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —era evidente que Bob y Matt eran muy unidos y a mí me mataba la curiosidad acerca de quién es y más aún de nuestra rara conversación.

—Que sean dos—dijo riéndose por mi absurda pregunta.

—¿Conoces desde hace mucho a Matt? —me miró sorprendido ante mi pregunta, y no lo culpo yo también lo estaba.

—Desde que nació, soy su padrino—eso definitivamente no me lo esperaba, pensé que era solo su entrenador.

—Creía que solo eras su entrenador—dije mientras caminábamos por todo el lugar.

—Y no se me hace raro, ambos somos bastante fríos. Pero, sabemos que haríamos cualquier cosa por el otro. Ese muchacho es como mi hijo, soy la única familia que tiene 8 años—tenía una expresión melancólica mientras hablaba y yo solo podía admirar el amor que se notaba que le tenía.

—¿Y sus padres? —me atreví a preguntar. La verdad es que no podía sacarme la cabeza lo que me dijo hace un rato y su evasiva cuando quise que me explicara.

Note como los músculos de Bob se tensaban a través de su camisa y mirándome con algo de recelo me contestó: —Es complicado tocar ese tema y en todo caso no me corresponde a mí hablarlo ¿no crees?

—Claro, claro—dije intentando restarle importancia.

—No lo tomes personal, pero es algo que es solo de Matt y si él lo decide estoy seguro de que algún día te lo contará. No es un mal chico Mack, solo es alguien que ha pasado por mucho y es difícil de llevar. Digamos que no le caen muy bien las personas de tu clase social.

—¿Por qué? —pregunté con la esperanza de que eso si me lo respondiera.

—La explicación no te la debo yo—dijo mientras reía ante la negativa de sus respuestas— Y a todas estas ¿a qué se debe tanta curiosidad?

—Tú mismo lo has dicho, curiosidad.

—Recuerda que la curiosidad mató al gato—contestó con el mismo tono que usé.

—Y yo tengo siete vidas—dije mientras ambos nos reíamos dándonos una mirada cómplice.

Seguimos recorriendo juntos cada una de las secciones mientras él me explicaba lo que se hacia en cada una de ellas. Era simplemente espectacular, había mucha variedad y todo era para que las personas encontraran su lugar.

El camino de los exiliadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora