Capítulo 2

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Mack

No había sido la mejor noche de mi vida y sumándole que dormí como la mierda, peor. Luego del horrible incidente que pasé llegué a casa y caí rendida, aunque no descansé absolutamente nada.

Vi las horribles marcas que esos bastardos dejaron en mis muñecas producto del forcejeo y la ira volvió a mí, tendría que usar blusas manga larga por algunos días mientras el color disminuía. Traté de relajarme dejando el agua correr por mi cuerpo mientras me bañaba, pero tenía tanto en que pensar que sentía que mis pensamientos hacían agujeros en mi cabeza. No sabía por dónde empezar en la búsqueda de mi madre, es que ni siquiera sé si verdaderamente es una búsqueda sino no tenía ningún culpable en mi mente.

Todo se me hacía confuso, bizarro e incluso improbable. Porque la única persona que se me pasaba por la cabeza era mi padre, por las múltiples razones que él mismo se encargó de darme, pero inmediatamente sacudí esa idea. Sí, no había sido el padre del año, pero tampoco lo consideraba un criminal y menos actuar en contra de alguien que se supone que amaba. Pero lo que si no dejaba de lado era que él sabía más de lo que me decía y el hecho que me haya dejado de lado por tanto tiempo también me hacía sospechar.

El sonido de mi celular anunciando un mensaje me sacó de mis pensamientos, me enrollé en la bata de baño para responderle a Susy, lo más probable era que fuera ella. Se quedó bastante preocupada cuando me dejó anoche en casa.

Pero mis suposiciones fueron incorrectas cuando vi de quien se trataba.

Número desconocido: Hermosa y apreciada Mack, lamento mucho el incidente de anoche. No te llevaste la mejor impresión y todo por el idiota impulsivo de Matt, me disculpo por él (no siempre es así eh, estaba estresado). Con todo el amor del caso, tu nuevo mejor amigo Caleb. Pd: ¿Qué te pareció mi educado mensaje? ¿Cómo de la realeza verdad?

Terminé de leer el mensaje con una gran sonrisa en el rostro, qué ocurrencias las de este chico, no creía que alguno de los que se tomara el trabajo de disculparse, y menos él que no tenía nada que ver. Pero inmediatamente mi sonrisa se borró al recordar que el otro idiota sí tenía que ver, es que lo imagino y se me llena toda la cara de rabia.

Ahora resulta que por estar estresado estaba justificado para tratar como le venga en gana a la gente y de paso sin conocerme, es que justamente eso lo que me da más ira. Es increíble que lo que hizo de bueno como fue defenderme lo daño con sus estúpidos prejuicios. Pero, bueno no vale la pena pensar en eso más, que se pique con su propio veneno si le da la gana.

Terminé de arreglarme para ir a la empresa, pensando que papá me esperaría. Obviamente no fue así y eso que me levanté temprano, apenas eran las 7:30.

—Buenos días, Señorita Bernab ¿Gusta desayunar?

—Buenos días, Lucy ¿Qué te dije acerca de lo del señorita? Y no te preocupes desayuno en la empresa, por lo que veo mi padre ya se fue.

—Lo olvidaba—dijo un poco apenada—Sí, Mackenzie, se fue hace un rato y dijo que tu auto está listo y que te espera en la empresa.

­Vaya no le pedí un auto y me lo dio. Debe estar enfermo o algo así porque no acostumbra a dar muchos detalles, bueno referente a mí.

—Gracias Lucy, ya me voy entonces. Y ¿ves? Se ve mejor sin el señorita—me caía muy bien, se notaba bastante cohibida, pero eso no le quitaba lo amable. Le respondí a su sonrisa y me dispuse a buscar mi nuevo auto.

Justo en la entrada me estaba esperando un hombre de seguridad, nunca había entendido la fascinación exagerada que tenía papá por la seguridad e incluso cuando estaba pequeña siempre veía un montón de guardias rondando por las entradas.

El camino de los exiliadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora