P. O. V. Leonio
Instituto Raimon, aula de clase de Leonio
Seguidamente de sentarme en mi nuevo sitio, detrás del tal Evans, me dispuse a atender al profesor y su clase, que por lo que veía en su pizarra era matemáticas, una de las materias que más problemas de daban al principio, pero que con practica he podido solucionar.
Parecía ser mi profesor estaba encariñado desde el principio conmigo y me puso a prueba preguntándome parte del temario que estaban dando antes de mi llegada y, por pura suerte, al saberlo gracias a darlo el año pasado, más parte de ayuda de mi hermana que siempre quería estuviese adelantado varias clases al profesor, pues pude responder sin muchos problemas.
Las clases fueron pasando a la velocidad del rayo para mis compañeros, que pensaron que era una buena idea lanzarme una batería de preguntas por cada descanso, por lo tanto, no respondí ni una; mientras tanto, al menos para mí, el tiempo me pasó más lento que un caracol enfrentándose a un maratón.
El chico que tenía delante de mí, que se llamaba Mark Evans, fue de las personas que más me avasalló con preguntas, pero en vez de preguntarme sobre Italia y como se vive en mi tierra natal, sobre todo en Roma, me lanzó preguntas sobre el futbol y como eran los jugadores.
A sus preguntas las respondí con una sonrisa en mi rostro, respondiéndole con sinceridad y riéndome interiormente de su inocencia y ojos maravillados. Parecía ser que era un maldito fanático del futbol; ya demasiado arraigado a ese amor por el deporte que para algunos ya era imposible de salvar. Para mí no era problema; ver a alguien más loco que yo por el deporte que amo me encanta y hasta me hacer reír —cosa que intente esconder con todas mis fuerzas, al final funcionó sin saber cómo.
Después de las primeras clases tocó el megáfono anunciando la hora del patio, cosa que agradecí y aproveché para salir entre la multitud de alumnos y escabullirme como uno más del montón. Antes de salir del salón pude ver como Evans se dirigía al otro alumno que acababa de llevar, el tal Blaze por lo que habia podido escuchar entre el susurro de mis compañeros, para avasallarle con alguna idea que tenía en su mente.
Leonio: (Han pasado las primeras horas, todavía queda el resto de clases y podre irme para la casa de tía Azumi. Con suerte Lucian ya habrá llegado y podre pasar un rato con él antes de comenzar con los deberes). Pensé mientras observaba el instituto tranquilamente. El aire que se respiraba era puro y lleno de fuerza, rellenando de energías a mis pulmones, que al mismo tiempo le transmitían parte de ella a los mis músculos, haciéndome creer capaz de cualquier cosa que me proponga. – (Me pregunto que estará haciendo ahora Allegra. La carrera de letras no es sencilla, sobre todo si es hispánica y la quieres hacer al otro lado del mediterráneo, en el país de donde surgió la lengua de Cervantes, pero no puedo desafiarla. Ella me destrozaría verbalmente por solamente pensar que tendría que detenerla en su camino hacia el futuro) -. Pensé con una sonrisa surgiendo de mis labios mientras mi cabeza se encontraba centrada en mi querida hermana mayor, Allegra Santarelli. Ella se encuentra cursando la carrera de lengua hispánica en la universidad de Roma, pero el año pasado le surgió la posibilidad de hacer sus clases en España y aceptó sin pensarlo dos veces.
Mi hermana mayor es una de las personas más fuertes que conozco; su fuerza de voluntad es férrea como el acero y tiene la capacidad de aguantar de todo como el diamante. Sus enseñanzas las tengo bien esculpidas en mi mente, siendo capaz de recitar algunas de sus frases célebres sin pensarlo, como si fuera parte de mi vida o yo las había hecho. La que siempre recuerdo con cariño es la que se refiere a un buen amigo: «tiene que ser una buena persona, inteligente, honrada y, sobre todo, que no pensase igual a ti. Ese será el mejor amigo que tendrás en la vida».
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Il Diavolo Rosso
FanfictionUn jugador de fútbol italiano profesional sale del deporte que tanto le gusta por motivos que nadie sabe, pero en vez de quedarse resignado viaja a otro país para intentar acabar con la raíz de todos sus males; sin embargo la pasión que tiene por el...