𝙑𝙚𝙧𝙪𝙡𝙚𝙞𝙠𝙖; 𝙂𝙪𝙨𝙩𝙖𝙗𝙤𝙬𝙡

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Narrador;

Un rubio con su rostro cansado y pálido se encontraba sentado en su cama mirando fijamente las sábanas blancas sin expresión en su rostro, totalmente ido.

El sonido de la puerta de su habitación ser abierta hizo que el ojiazul levantará la mirada sonriendo al ver a un asiático pelirojo. Gustabo se levantó rápidamente de la cama y corrió a abrazarlo.

— Yunnie — Murmuró sonriendo. — ¿Vamos a pasear? — Pregunto el más bajo de estatura sin dejar de abrazar al asiático.

— Hola lubito, ¿Cómo estás? — Pregunto el asiático separándose del abrazo para tomar de la mano al menor. — Si, vamos a paseal — Habló con tranquilidad saliendo de la habitación.

— ¡Estoy bien! solo me tomé unas pastillas, ya sabes. ¿Tú cómo estás? — Gustabo miro atentamente al chino mientras caminaba por el pasillo y bajaban las escaleras con calma.

— Oh, vale — Murmuró algo preocupado suspirando levemente. — Estoy bien ahola que te veo — Sonrió mirando al más bajito. Llegaron al primer piso y caminaron en dirección a la puerta principal.

Salieron por la puerta principal mientras Gustabo daba pequeños saltitos sin soltar la mano del asiático. Yun solo miraba con cariño al rubio, le causaba ternura la actitud del ojiazul. Era un algodoncito de azúcar.

— ¿Y los demás? — Pregunto Gustabo abrazando el brazo del mayor mientras sonreía.

— Están en la casa, ¿Quieles il? — El asiático Alzó una ceja mirando al rubio fijamente viendo cómo asentía. — Vale, vamo' entonces — Hablo con suavidad.

Gustabo soltó una pequeña risa jalando del brazo al asiático para empezar a correr en dirección a la casa donde estaban todos sus amigos.

La sonrisa de felicidad del ojiazul no se borraba por nada, le hacía feliz ver a sus amigos, a las únicas personas que lo apoyaban a pesar de todo.

[•••]

Horacio miraba a su padre mientras comía lo que había en el plato. Estaban cenando ambos en la mesa del comedor, la casa se encontraba en silencio hasta que el de crestas decidió romper ese tranquilo silencio.

— ¿Crees que mi herm- Gustabo esté bien allí? — Pregunto el de cresta mirando a su padre, Jack Conway.

— No es tu hermano, ese anormal no merece ser tu hermano ni ese título — Hablo el hombre de traje levantando la mirada para mirar el rostro de su único hijo haciendo una muñeca de molestia al ver una cicatriz en su cuello y rostro.

— Ya, pero tú sabes que él est- — Horacio no alcanzo a terminar de hablar al ver cómo su padre se lavantaba molesto de su puesto.

— No hables de ese gilipollas en esta casa — Sin decir más el mayor se fue del comedor hacia su despacho.

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Hola, lo subí antes porque no creo poder subirlo en la fecha que tenía dicha JAJAKDHAKSH