Capítulo 1: Semillas negras.

113 7 32
                                    


Era demasiado joven, pero aun así ese día quedó grabado fuertemente en su memoria. Con solo dos años de edad despidió a su padre estando en los brazos de su madre, era otra típica mañana, el clásico saludo antes de que su padre se marchara al trabajo. Pero esa noche no escuchó la puerta abrirse para devolverle al cansado hombre adulto.


Aún era un niño, un bebé a ojos de su madre, por lo que Dire no le dio demasiada importancia a la ausencia de su padre durante la cena. Su casa era pequeña pero acogedora, aparte de la cocina y el baño solo había una habitación que compartía con sus padres, por lo que el frío anormal de la cama lo levantó en medio de la noche al darse cuenta que estaba solo. Bastó con entre abrir la puerta de la habitación para poder espiar a su madre en la cocina.


Irene Crowley era una mujer alta en el principio de sus treinta. Ondulado cabello café rojizo enmarcaba su rostro y resaltaba sus hermosos ojos dorados y orejas puntiagudas, claras señas de su naturaleza Fae. De carácter fuerte, normalmente esperaría a su esposo con la puerta de la habitación cerrada obligándolo a dormir en la cocina-comedor como castigo por llegar tarde sin avisar. Sin embargo una horrible corazonada la había privado del sueño dejándola sentada sola en la cocina a la luz de una lámpara para no molestar a su pequeño.


Dire recordaba claramente como la tenue luz de la lámpara remarcaba el cansado rostro de su madre en la absoluta oscuridad de esa noche. A medida que el tiempo pasaba, los orbes dorados de la mujer se humedecían con más frecuencia, pero ella tercamente se negaba a soltar siquiera una lágrima.


En algún punto Dire había terminado por quedarse dormido en el marco de la puerta de la habitación, y no fue hasta que el sol se filtró completamente por la ventana que el severo golpeteo de la puerta lo despertó. Como seguía en el suelo, justo donde había caído presa del cansancio, supo que su madre no se había movido de la cocina en toda la noche.


Irene tenía unas profundas ojeras producto de su noche en vela. Cuando oyó a alguien golpear la puerta su corazón dio un vuelco, de ser su esposo simplemente entraría usando sus llaves y aún era temprano como para tratarse de un vecino. Apretando los puños y tratando de tragarse sus miedos para mostrar una apariencia digna, o lo más parecido que su estado le permitiese, abrió la puerta.


— Irene... buenos días. — El hombre de pie, visiblemente incómodo, era Wats, un compañero de trabajo de su esposo.


Le bastó el tono de voz de aquel hombre uniformado para saber que eran malas noticias. Cruzándose de brazos Irene se negó a dejarlo pasar, fuera lo que fuese quería que lo dijera rápido y la dejara sola.


El padre de Dire, Alystar Crowley, pertenecía al cuerpo especial de policía encargado de los delitos que implicaban magia. En un mundo donde al menos la mitad de los humanos eran capaces de usar magia, sin contar con las otras especies netamente mágicas, la policía se había visto en la necesidad de formar un cuerpo especial que lidiase con poderosos magos renegados o los diversos conflictos entre las criaturas mágicas.


Dire siempre había creído que su padre era como un súper héroe, ayudando a las personas y protegiendo a los inocentes de los magos malvados. Los portadores de aquel uniforme negro y azul oscuro eran héroes, pero entonces ¿Por qué su madre se comportaba tan fría con un héroe?

Black Birds Sorrow (Twisted Wonderland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora