2: Estaba petrificado

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La Nieve caía de forma delicada por la ventana, Yuri se mantenía en sus propios pensamientos, mirando de vez en cuando a su novio, el cual almorzaba en el sofá mientras veía una vieja película navideña. 

Yuri volvió su mirada hacia ventana, esperando el momento en que Phichit apareciera para llevar las cosas que había escondido en su casa hacia una semana. Miro otra vez hacia su novio, notando que este ya había terminado la comida, por lo que fue hasta el y tomo el plato, llevándolo hacia el fregadero y volviendo a su posición y labor de mirar por la ventana. 

—¿No hay algo para beber? —le pregunto, Yuri negó con la cabeza—. ¿Esperas a alguien?

—Si —respondió—. A Phichit, vendrá hoy a recoger unas compras que dejo aquí la semana pasada. 

El silencio reino en la sala, hasta que Yuri corrió a la puerta, Phichit acababa de llegar. 

—¡Yuri! 

Los amigos se abrazaron. Al soltarse del agarre, el japonés llevo a su amigo escaleras arriba, para entregarle las bolsas que había dejado, esperaba de todo corazón que Phichiy y Chris tuvieran una excelente noche, así como su nombre lo decía, una Noche Buena. 

Cuando iban saliendo, Phichit miro a Edwar de reojo, preguntándose como podía ser tan descarado de estar así de tranquilo, sabiendo todo lo que hacia. Pero el no se metería en eso, ni se pondría a sermonearlo, de todas formas: el no tenia voz en aquella relacion, lo único que podía hacer era aconsejar a Yuri, ya este vería si quería seguir su palabra o no, a fin de cuentas, la decisión final de si quería o no quería seguir con Edwar, era solamente de Yuri. 

Yuri despidió a un mejor amigo en la puerta, se dio la vuelta y miro a su novio, aun se sentía un poco molesto con el por lo que había pasado y sabia que Phichit también estaba perdiendo la paciencia con respecto al tema, por lo que evitaba hablar de Edwar con el moreno. 

—¿Entonces vamos a hacer algo? —pregunto, estaba comenzando a irritarse y la actitud de Edwar no lo estaba ayudando, comenzaba a preguntarse por que había desistido de la idea sobre echarlo  de la casa, fue un idiota ese día. 

Edwar no dijo nada, aquello solo hizo enfurecer al japonés, sabia que no se estaba esforzando para cambiar. 

—¡¿Haremos algo si o no, maldita sea?!

Edwar solo cerro los ojos, soltando un suspiro. 

—No, Yuri, no haremos nada. 

El azabache respiro con fuerza, sabia que la Navidad era para pasarla con las personas que se querían y todo lo demás, pero el pelirrojo no estaba poniendo de su parte y podía adivinar que si hacia la cena esta no seria muy grata. Aunque, por alguna extraña razón, tenia el presentimiento de que algo pasaría ese día, algo grande. Quería pensar que al final del día todo iría bien y que solo eran ideas suyas, pero se equivoco y lo descubriria esa misma noche. 

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Lo único que se escuchaba en el comedor eran los sonidos de los cubiertos chocando con los platos, el silencio era incomodo, las cejas del japonés se juntaban de vez en cuando. Edwar, por su parte, miraba de manera impaciente el reloj, luego a Yuri, abría la boca para hablar pero al final no decía nada y volvía sus verdosos ojos hacia la comida. 

—¿Quieres decirme de una buena vez que es lo que te ocurre? —quiso saber Yuri. 

—Veras, Yuri, yo...

No termino la frase ya que en ese momento se escucho un claxon desde afuera, haciendo que Edwar se pusiera pálido y Yuri enarcara una de sus cejas. 

—Y bien, Edwar, estoy esperando tu respuesta. 

—Me voy de casa —soltó de pronto.

El claxon volvió a sonar y la expresión de Yuri flaqueo un poco, pero volvió a juntar las cejas, queriendo demostrarle al pelirrojo que aquella situación no le afectaba en nada. 

—¿Qué estas esperando para ir y hacer tu maleta? —pregunto, sorprendiendo a Edwar—. Es mas, ¿Por que no te fuiste hace una semana, Edwar? ¿Qué necesidad había de esperar hasta este maldito día para irte, si te podías largar el mismo día en que yo hice tu estúpida maleta?

—Es que no me entiendes, Yuri —se intento defender Edwar. 

—¡¿Que es lo que no entiendo?! —termino exclamando. Yuri siempre se había considerado a si mismo como una persona tranquila, pero en esos momentos estaba perdiendo los estribos—. ¡¿Que es lo que no entiendo?! ¡Dime! ¡¿No entiendo que todo este tiempo he sido un idiota que te perdono todo mientras tu te revolcabas con otros?! ¡¿No entiendo que todo este tiempo lo único que necesitaba era echar tus malditas maletas a la calle?!

—¡Ese es tu problema, Yuri! —termino por gritar Edwar—. ¡Todo el tiempo te victimizas y eso agota! 

El azabache no dijo nada, no sabia si darle o negarle la razón, en ese momento en lo único que pensaba era que quería al pelirrojo fuera de su casa. 

—Ve arriba y haz tu maleta —murmuro, sintiendo que la vista comenzaba a quemarle, pero no quería llorar en ese momento, no podía darle el lujo de que viera como lo afectaba—. ¡Si tanto te agoto lárgate de una maldita vez!

—¡Solo intentas hacer parecer la situación a tu favor! ¡Quieres que luzca como si tu me sacaste y no es que yo me fui! ¡Acéptalo!

La habitación se quedo en silencio, el claxon de afuera dejo de sonar, al parecer la persona se había aburrido de esperar y se había marchado o tal vez solo esperaba en silencio a que el pelirrojo se dignara a salir. 

El silencio fue roto de pronto por los pasos de Yuri, quien no espero mas y comenzó a correr hacia la habitación. Una vez que entro repitió la acción que había realizado la semana anterior, abrió el armario y comenzó a sacarla la ropa. 

—¡Deja de hacer eso! —exigió el ojiverde—. Lo hare yo mismo y celebrare que al fin me libre de ti, ya no tendré que escuchar como te haces la victima y ¿Sabes que? Ya supera ese día. 

El de ojos café se quedo en silencio, esperando a que Edwar terminara de hacer su maleta. 

—Edwar —le llamo, en un susurro bajo—. Yo... yo no te dejare marchar...

—Yuri, no es necesario que...

—Con las llaves de mi auto —completo la frase, sorprendiendo al contrario—. Devuélveme las llaves —exigió—. Es mi auto.  

Edwar se quedo unos segundos en silencio, regreso sobre sus pasos y extendió sus manos, dándole las llaves, las cuales cayeron sobre las manos del japonés. 

—Ahora me voy —le informo, dándose la vuelta. 

La habitación quedo en silencio, Yuri permaneció en ese lugar, escucho como Edwar bajo por las escaleras y salió por la puerta principal. 

El azabache se tomo unos segundos para pensar en todo lo que acababa de pasar y lo que había pasado desde hacia unos días. Hacia una semana había tenido el impulso de sacar a Edwar de su casa pero había sido débil y había fallado, los días siguientes lo habían pasado en constantes peleas y justo el día de Noche Buena, Edwar había decidido ponerle fin a la farsa que llevaban y a la cual llamaban "relacion" y se había marchado. No pudo evitarlo mas y, tras asegurarse de que estaba realmente solo, dejo que las primeras lagrimas resbalaran de sus ojos, se dejo caer sobre la alfombra y solo hasta ese momento se permitió llorar como nunca lo había hecho. Loro por todo lo bueno que había pasado con el, por los momentos malos, por el momento en que Edwar comenzó a tratarlo diferente, por el día que lo había cambiado todo para el, por el día en que sospecho de que lo estaba engañando, por todo el tiempo perdido y por todas las veces en que Phichit le dijo le dijo que lo dejara. 

Esa noche se permitió llorar todo lo que había estado reteniendo, era necesario hacerlo, siempre fue un fiel creyente de que había que llorar toda la tristeza para poder llenarse de alegría. Y claro, por primera vez en mucho tiempo, le haría caso a su cabeza. 

Lloro todo lo que llevaba dentro hasta quedarse dormido. 

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