I Will Survive

7: Y aprendí a arreglármelas

El día pasó muy pronto para Víktor, entre firmar y checar documentos, tuvo una reunión a eso de las dos de la tarde, despachó a sus empleados a las cuatro, habló con su contador y luego le dejó marchar, pero él aún permaneció en la oficina, le envió unos cuantos mensajes a su hermano pero no obtuvo ninguna respuesta, así que, habiendo perdido la fe, decidió llamar a Nikolai para obtener noticias del menor. 

—Buenas tardes —saludó una vez que la llamada fue contestada—. Lamento molestarlo,  lo llamaba para saber como estaba Yuri, creo que olvidó llamarme así que por eso lo llamaba yo. 

Hubo una pausa que duró más de lo que a Víktor le hubiese gustado, pero fue suficiente para que dejara bien asegurada la puerta de su oficina. Fuera ya lo esperaba su asistente personal, una mujer bastante amable y atenta, cualquiera diría que solo buscaba un aumento en su salario o un ascenso en su trabajo, pero eso no era cierto, el le había ofrecido un puesto más alto, cosa que ella había rechazado. 

—Sí, está aquí conmigo. En este momento está ocupado así que no puede atenderte, pero le haré saber que llamaste. 

—Por favor, necesito hablar con él cuanto antes y... —se quedó callado unos segundos, no sabía si era prudente lo que iba a decir, pero de todas formas lo hizo— si puede hablar con él sobre lo que quiere hacer en la universidad, se lo agradecería mucho. A veces intento hablar sobre eso, pero siempre evita el tema, creo que se siente nervioso y no quiero que se sienta presionado. 

Escuchó un suspiro al otro lado de la línea, luego como el hombre soltaba una pequeña risa. 

—Eres  un muy buen hermano, Víktor, a puesto a que serías un excelente padre. 

Esta vez fue el turno de Víktor de reír, no creía que lo fuera a ser, pero de todas formas agradecía que lo creyera. Él había dejado de creer en eso cuando se dio cuenta que no estaba preparado para lidiar con su hermano. 

—Se lo agradezco —respondió al fin, terminando de firmar unos papeles que su asistente guardó—, pero no creo llegar a tener. Como sea, gracias por responder al llamado de este hombre. 

—Un gusto hablar contigo, Víktor. 

Unas cuantas despedidas más hicieron falta y luego Víktor coló el teléfono, se despidió de su secretaria y caminó hasta el estacionamiento subterráneo donde lo esperaba su mejor amigo apoyado en su vehículo. Fue en ese momento cuando Víktor comenzó a cuestionarse si aquello valía la pena, era una jodida cita a ciegas, pero no podía simplemente fingir que no lo recordaba (aunque si que tenía mala memoria para algunas cosas)

—Espero que estés listo, Víktor —fue el saludo con el que le recibió el rubio, mostrando su perfecta sonrisa. 

—No se yo si esto sea una buena idea —dijo, sacando las llaves de su bolsillo—. En primer lugar, ¿a donde se supone que lo veré?

—Deja tu llanto y toma —respondió Chris, entregándole un papel con una dirección escrita—. Solo ve a ese lugar, a puesto a que te estará esperando y si no... pues te llevarás una sorpresa probablemente. La reservación está a mi nombre y lo que consuman lo pagarás con mi tarjeta. 

—¿Quieres dejar de ser tan misterioso y decirme de una vez a quien voy a conocer. 

—Tienes mas de veintiocho años, dale algo de emoción a tu vida y déjate llevar por la emoción del misterio. Como sea, ve de una buena vez y agradéceme mañana. Solo debo decirte que tu cita tiene el cabello negro y lleva gafas —sin decir más se metió en su propio auto y se fue, haciendo sonar el claxon como última despedida. 

Víktor se quedó un rato más ahí, en el silencio que ofrecía el vacío y la cabeza llena de pensamientos. Escribió unos textos más a su hermano y luego se metió en su auto para poder llegar al lugar del encuentro. No le gustaba mucho la idea de tener que conocer a alguien sin saber quien era, pero sabía que su mejor amigo no dejaría de insistir hasta que lo hiciera.