Injusto [WangXiXian]

5. Reencuentro (I)

Notas iniciales:

¡Tengo beta reader! ¡Y la amo! CCC Pueden agradecerle a ella que traiga el capítulo a tiempo (porque mañana ni voy a poder prender mi laptop) ＼(≧▽≦)／

De Navidad les traje la contraparte de "Injusto", "El Secreto de Wei Ying" y otro regalito que verán en este capítulo.

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Jiang Cheng suspiró cansado, el estar tanto tiempo sentado comenzaba a pasarle factura a su cola de pantera, la cual estaba a nada de tener un calambre. No tenía intenciones de mover a Wei Wuxian, el pobre quería descansar de un mal día, de la golpiza que le proporcionó su madre, de la culpa que sintió por su hermana.

El conejito se había acurrucado en su pecho, llenándose de su aroma a lotos para olvidar los aromas de los tigres blancos. Los había olido, todavía no lo mencionaba a su padre, temía la reacción que fuera a provocar.

Jiang Cheng intentó alejarlo un poco, las orejas del conejito empezaron a picarle la nariz —¿Se supone que debo estar de acuerdo con esto?

Wei Wuxian hizo un puchero y se pegó con más fuerza, casi tirándolos a ambos hacia el piso —Este pobre conejito está adolorido, deja que se calme — Olfateó un poco más hacia el cuello de Jiang Cheng. Su omega interno no podía oler muchos perfumes, únicamente el de su familia sanguínea y, al parecer, todavía el de los tigres blancos.

El omega necesitaba empaparse de cualquier aroma que lo hiciera olvidar a los tigres y los malos momentos que evocaban y, obvio, su padre no era opción. Los dioses sabían que no intentaría nada indecoroso contra él, pero si Wei Wuxian fuera perfumado por el líder, Madam Yu enloquecería.

Ya había pasado, cuando niño, Jiang Fengmian lo perfumó con cariño y como consecuencia, al día siguiente Wei Wuxian fue privado de sus alimentos, degradado a una habitación más pequeña y golpeado al más mínimo error que cometiera. Apenas tenía 7 años y podía entender que Madam Yu no lo dejaría parecer un hijo legítimo, después de todo Jiang Fengmian nunca perfumó ni olfateó a ningún hijo de la familia principal, no los reconoció propiamente como suyos.

Jiang Cheng, finalmente vencido, decidió acariciar el borde de las orejas del conejito. Eran extremadamente sedosas, compartían el mismo negro que las de él y eran moldeables en sus manos —Te van a llamar para verlos —dijo.

—¡Y es por eso que debo oler a ti! —Wei Wuxian sacudió sus orejas, era raro ser tocado ahí.

Jiang Cheng sostuvo su agarre, sin dejar que las orejas se le escaparan, él también podía actuar mezquino si se lo proponía, especialmente con Wei Wuxian, era algo entre ellos, no amor, en cambio era suficiente para aceptar el futuro que les esperaba.

Jiang Fengmian hubiera preferido mantener a Wei Wuxian lejos de los tigres blancos, confrontarlos significaba abrir heridas que habían tardado años en cicatrizar.