|tercero|

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"Girasoles"

"Girasoles"

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Wakasa

He comparado a Hana con un girasol.

No solo porque es hermosa y porque su nombre literalmente significa flor, si no también porque ella siempre sigue al sol.

Y viceversa, porque a donde sea que vaya, el sol la ilumina de una forma en la que resalta más su belleza.

Unas semanas después de lo que ocurrió en su casa, decidí que quería que Hana fuera mi girasol para que el sol nos iluminara a los dos y pudiera brillar el amor que teníamos en las penumbras, ahí escondido a los ojos de los demás.

De verdad me arrepentía de haberla herido inconscientemente en el pasado, pero debo admitir que yo era un idiota mujeriego en esos tiempos y no me paré ni por un segundo a analizar mi alrededor.

Hubiera dado todo por haber visto a mi hermoso girasol antes, pero no lo hice y ahora lidio con mi arrepentimiento.

—¡Buh! —Hana tomó mis hombros y los sacudió mientras yo lavaba los trastes. —¿Te asusté?

Yo giré mi cuerpo y salpiqué el agua en su rostro provocando un quejido de su parte.

—Claro que no, a mí nada me asusta. —sequé mis manos y la tomé de la cintura para sentarla en la encimera de granito.

Nos encontrábamos en mi casa, era el lugar más recurrente en el que nos veíamos. Hana parecía pez en el agua, se la pasaba ahí cuando no estaba trabajando en la boutique que le había dejado su madre.

—No te dije buenos días. —murmuró cambiando de tema. —Buenos días, guapo. —sonrió con sus ojos cansados, esos orbes azules eran mi completa perdición.

—Buenos días, preciosa. —pude ver un sonrojo en su rostro por el halago. Se abalanzó hacia mí y unió nuestras frentes aún sin besarme. —¿Quieres que te suplique por un beso?

—Nop. Solo quiero... —largó un suspiro sujetándose más de mí. —Quiero sentirte.

—No creo que la cocina sea lugar para eso. —sonreí pícaramente.

—Tonto Waka, pervertido. —soltó una carcajada. —No me refiero a eso. Hablaba de sentirte de una forma diferente. Cuando estás muy cerca de mí, puedo sentir tu amor y es una sensación de cosquilleo, como si estuviera en una bajada larga.

—Creo que es lo más lindo que me ha dicho alguien jamás. —sentí mis mejillas calentarse.

—Estás sonrojándote. —alzó sus pómulos pecosos con alegría.

—No es cierto. —giré mi cabeza evitando su mirada.

—Voltea, cariño. —me pidió con su voz dulce, esa que hacía que me derritiera al oírla. Yo nunca había sido cursi, pero desde que empecé a estar con Hana me di cuenta de que el lado más empalagoso y patético de mí salía a relucir. Tal vez la estaba compensando por todos los años perdidos. —Mis ojos te quieren más que a una melodía. —susurró en mi oído.

my best friend's girl 𖧷 wakasa imaushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora