El Covid se llevó mi nariz, pero no se va el aroma a tu tortilla.
Maíz, humo, sal, alegría; huele a mi feliz infancia.
Huele a esas fechas de moles y gallinas, algo así, como a épocas de zapata y villa.
Olor a unión, familia, amor, esperanza; extraño tu sazón con ansia, detesto tu nueva estancia.También le quitó el sabor a todo lo que me gusta, aunque no hay nada que me guste más que tu destreza culinaria.
Tus manos sagradas preparaban las mejores habas; ahora ángeles, almas y deidades habrán de probarlas.
Y perdón por ser egoísta, pero eso me enfada, me emperra, me disgusta.
Antes, dos, tres, cuatro, cinco; los platos que quisiera me servía, ahora ni una pizca, debo conformarme con una cena imaginaria.El año pasado no gasté en aspirinas, tus historias me llenaban de calma, paz y salud.
El año presente lo que gano se va en vano, en antros, alcohol y clonazepam.
Extraño demasiado tu voz, tu risa, incluso tu enfado, ahora vivo enfadado en un mundo sin risa, un mundo donde no estás tú.El año siguiente espero que se haya ido lo malo, que solo queden los callos y que vigoroso como el gallo cante al madrugar.
En fin, estoy convencido que este virus no venció, te convenció de ir con dios.
Porque no hay ni habrá alguien tan perseverante, sonriente y fuerte.
Alguien tan duro como la roca del río y tan amoroso como el sol con la flor.Así que no lloraré, mejor oraré, buenas obras haré, bueno, trataré.
Para que si en algún escueto rincón de tu nuevo hogar me llegas a ver,
brilles incandescente, en lo que completo mi viaje, en lo que llega mi muerte, en lo que vuelvo a verte.
ESTÁS LEYENDO
Nueve calles de luto
Poesía¿Estás sufriendo o sufriste la muerte de algún familiar? Acompañame en mi andar por éstas nueve calles, mientras leemos éstos nueve poemas y deja que tus sentimientos fluyan en forma de lágrimas.