❃ ɪ ɴ ɪ ᴄ ɪ ᴏ ❃

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"Te recuerdo todavía
Con la cara desvelada
La ternura en la sonrisa
Y el verano a tus espaldas"


El sonido del aire golpeando la ventana y el canto de las aves por las mañanas, hicieron que una mueca con ceño fruncido se expresara en su rostro, una leve capa de sudor hace brillar su piel blanca, enredado en sábanas blancas que cubren su cuerpo de forma protectora. Parpadea un par de veces acostumbrando su vista a la nueva luz del día. Gira su mirada y encuentra el pequeño cuerpo que, a su lado, parecía estar tiernamente perdido entre el mundo de Morfeo, las tupidas pestañas rozando apenas sus pómulos marcados, su boca medio abierta mostrando con orgullo sus labios rosados y húmedos, su respiración tranquila combinada con suspiros.

Se obliga a levantarse lentamente interrumpiendo la cómoda posición en la que su amante se encontraba, de sus labios se escapa un suspiro parecido a una queja, rápidamente es remplazado por una sonrisa que ilumina su rostro con intensidad. Sus manos viajan a las mejillas pálidas del hombre que aún duerme plácidamente, le regala leves caricias regresando el calor que se le quitó a la hora de moverse.

—Lou —Dice removiendo con delicadeza el cuerpo pequeño y cálido que se encontraba a unos centímetros del suyo. Acomoda el flequillo que se pega a su rostro quedando arriba de sus cejas. Siempre con movimientos delicados.

—¡Hum! —Se queja girando por completo su eje. La sonrisa de antes se extiende dejando a la vista unos hoyuelos marcados en sus mejillas y las visibles arrugas en las comisuras de sus labios.

El recuerdo de cuando lo conoció invade su mente, aquel día que fue poseedor de aquellos ojos zafiro que brillaban como si de una constelación se tratase. Caminaba por los pasillos del supermercado buscando los productos que le hacían falta, empujaba en carrito de supermercado cuando algo en particular llamó su atención.

Un chico de baja estatura que trataba de bajar un par de cosas de los estantes más altos, dos chicas atrás burlándose de él entre risas cínicas y comentarios que hacían al menor fruncir el entrecejo con odio, tal vez lo conocían o solo pasaban por ahí. No dudo en ayudarle, y hasta el día de hoy ha sido la mejor decisión que ha tomado. Caminó a su lado con las miradas provocativas de las chicas en él y lo ayudó. Bastó una sonrisa de agradecimiento para caer ante los pies de aquel ojiazul.

(...)

Gira su cuerpo hacía la orilla de la cama, se levanta con cuidado de no hacer algún movimiento brusco que despertara a su amante, se apoya con sus manos y se impulsa, las sábanas recorren su piel con elegancia hasta quedar de nuevo en el colchón. Después de cubrir sus pies con un par de calcetines negros de lana, baja a la cocina dispuesto a hacer el desayuno he iniciar el día, como casi todos los días lo hace. Su rutina es sencilla, solo coloca un sartén en el fuego medio en la estufa con un poco de aceite vegetal y espera a que caliente, puede escuchar al fuego hacer su trabajo cuando el aceite comienza a hervir y de a poco, estrella un par de huevos dejando que cayeran directamente sobre el líquido caliente. Su desayuno estaba casi terminado.

Toma la grabadora que compró en una venta de garaje y coloca su música favorita, rápidamente ese pequeño departamento de paredes blancas comienza a tener vida entre las notas contagiosas y rítmicas que las canciones le regalaban.

(...)

Sus ojos se abren con pereza, estira su brazo sintiendo al instante el frío de la cama, frunce su ceño extrañado y cuando gira su rostro no encuentra nada a su lado, solo un montón de sabanas enredadas. No estaba Harry, suspira restregando sus manos en su rostro, esté se torna rosado, trata de eliminar todo rastro de sueño cuando una melodía llama su atención. Sonríe de forma traicionera cuando descubre de quien proviene aquel sonido.

𝗣𝗶𝗲𝗹 𝗱𝗲 𝗮𝘇𝘂́𝗰𝗮𝗿 // ʟ.ꜱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora