𝟎𝟏| 𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚𝐧̃𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐞𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞

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Acuérdate de mí,
por si tú corazón
busca algún dueño...

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Hoy despertó soñando con ella, y recordándola por primera vez en el día. En su sueño, volvían a ser los adolescentes despreocupados en la secundaria, caminando por senderos iluminados y pintorescos, como un recuerdo borroso sobre esas baldosas oníricas sin fin, donde el eco de sus voces era lo único que resonaba. Luego, se veía a sí mismo sentado al lado de ella en una banca, y seguían riendo, mientras él estiraba su meñique con timidez para tomar su mano.

Pero la verdad, es que ya no lo recuerda bien. Solo fué un sueño y, aún así, recordarlo le provocaba algo de jaqueca acompañada de un escalofrío, como si un cúmulo de recuerdos felices de ese tiempo se vieran como un lienzo pintado de un de rosa opaco, con sentimientos, pero muy vagos... pero así eran ellos en aquél entonces, ¿no?

—Maldición, hace frío—sentado frente a la tumba, Draken frotaba sus manos sobre sus brazos. Las rosas blancas con las que decoraba su lápida empezaban a humedecerse por la llovizna—. Pero estoy seguro de que este clima te habría encantado.

Cada veinticinco de noviembre durante los últimos doce años, Draken asistía al cementerio para visitar la tumba de Emma. Mikey ya no iba nunca desde que se alejó de todos y se volvió líder de la banda terrorista más temida del último tiempo, y Takemichi no era la persona más puntual al visitarla. Ken iba todos los días después de su jornada de trabajo en el taller. Le contaba su día, sus vivencias, y le hacía saber que todos sus seres queridos se encontraban bien y gozaban de buena salud.

Jamás recibía respuesta, pero él sabía que, en alguna parte, Emma estaba escuchando cada palabra que él le dedicaba.

Ken sentía la necesidad de decirle que no la estaba pasando bien desde los últimos doce años, pero siempre guardaba silencio para no preocuparla. Trabajar o entretenerse con Inui en el taller lo mantenía fuera de eso. Aún así, en cada viaje que hacía en su motocicleta, todos sus pesares regresaban en la brisa que le golpeaba el rostro, pues el eco de la risa de su amada cuando daban un paseo juntos siempre lo volvía vulnerable. Pero se había dado cuenta, quizá muy tarde, que aunque quisiera mejorar, no tenía la motivación suficiente para hacerlo.

Estaba consciente de que el recuerdo de Emma Sano estaba muy vivo dentro de su piel. Ella era muy difícil de olvidar, aunque si debía ser honesto, el jamás quiso siquiera intentarlo. Vivía con la constante maldición de verla en todas partes como alucinaciones o trucos sucios que su mente le jugaba. Pero, al fin y al cabo, siempre le hacía falta verla más.

No son, ni serán algo, pero fueron cómplices y estuvieron siempre para el otro.

Para Draken, Emma fué la forma más bonita que la vida le dió a entender que no todo lo podemos tener.

Él siempre prefería recordarla, junto a aquellos momentos en los que ella le hizo saber la importancia que tenía en su vida.

Momentos en los que Emma dejó en claro, que siempre se acordaba de él.

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¡Bienvenidos a esta pequeña colección de relatos DrakEmma!

Serán 5 relatos cortos, y todos estarán ubicados en el canon de Tokyo Revengers.

Como bien se puede notar, este mini fic está inspirado en la canción "acuérdate de mí" de Morat. Siempre me recuerda mucho a Draken y Emma, me ví en la obligación de escribirles algo con esta canción.

Si tienen tiempo, escuchen la canción, seguro al igual que yo se echan una lloradita, no porque la letra en sí sea triste, sino porque describe a la perfección lo que Draken sentía hacia Emma.

¡Gracias por pasarte a leer! Los demás relatos se irán actualizando en poco tiempo<3

—Aki/ghosti♡.

𝐀𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐀𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐌𝐈 | 𝖽𝗋𝖺𝗄𝗲𝗺𝗺𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora