Virus Omega II

4

𝐒𝐭𝐞𝐯𝐞

10 𝑚𝑖𝑛𝑢𝑡𝑜𝑠 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠..

—¿Que ustedes qué? —le preguntó Harley a Steve con una mirada severa—. ¿Salieron caminando del campamento de Hydra así sin más?

La mandíbula de Steve estaba rígida. Reencontrarse con Harry fue más de lo que jamás pudo haber soñado. Salvo por el hecho de que su endemoniado esposo no los había dejado en paz ni un segundo. Steve solo tuvo un par de minutos a solas con Harry cuando llegaron a la casa del comandante por primera vez. A Harley y al comandante los detuvo otro soldado uniformado afuera para conversar algo. Steve metió a Harry a la casa y le preguntó apresuradamente:

—Har, dime la verdad. ¿Te tienen aquí en contra de tu voluntad? Porque te juro que puedo sacarte. Encontraremos una ma...

—¿Qué? —Sonó estupefacto —Steve, no. Amo mi vida aquí, y amo a mis esposos.

Esposos. En plural. Steve vaciló cuando lo dijo, pero él no dejaba de repetir que, en cuanto conociera a sus esposos, lo entendería.

Bueno, había pasado toda la tarde con Harley sentado en el otro extremo de la sala, y estaba tan tentado a asesinarlo. Todo el tiempo Harry estuvo sentado en el sofá enfrente de Steve, con la mano del imbécil en su rodilla haciéndole círculos con el pulgar, y cada vez que su dedo iba por ese sendero, Steve fantaseaba con maneras de matarlo. Podía usar el atizador de fuego, o ese cuchillo que había visto en la cocina. La verdad es que había muchos objetos que podía usar como arma.

—Me parece muy conveniente que aparezcas así de la nada.

Steve se levantó de un salto de la silla en que estaba sentado. —Si hay algo que quieras decir, dilo.

Harley se puso de pie también y dio un paso al frente. —Solo digo que tu historia no suena convincente y es imposible que hayas salido caminando del centro de Hydra sin más.

—Nunca dije que estuviera en el centro —dijo Steve, frunciendo el ceño —¿Qué sabes tú que no estás diciendo?

Harley se burló —Soy el capitán del Escuadrón de Seguridad. Mi trabajo es conocer la estructura de nuestro rival principal.

—¿Ah, sí? ¿También fue tu trabajo lavarle el cerebro a Harry para que creyera que es feliz aquí?

—Más te vale que cuides tus palabras. —Harley lo apuntó con el dedo —Antes de que te cierre la boca de forma permanente.

—¿Qué pasa? ¿No soy un jovencito influenciable y vulnerable al que puedas lavarle el cerebro? ¿Es eso?

—Hijo de...

En el instante en que Harley se abalanzó hacia Steve, Harry bajó las escaleras a paso rápido.

—Hola... Estoy listo para... —Se detuvo en el último escalón, mirando a ambos rubios —¿Qué pasa? ¿Algo anda mal?

El rostro de Harley, hace unos momentos con aspecto amenazante, de pronto se suavizó cuando miró a Harry.

—No pasa nada, amor. Steve y yo nos estábamos conociendo mejor.

Harry volvió la cabeza hacia Steve, como buscando que lo confirmara. Steve pudo ver que, por la esperanza que albergaban sus ojos, quería que lo que Harley decía fuese verdad. Y si lo iba a ayudar, necesitaba que confiara en él. No podía apartarlo. Le tomaría tiempo ver qué tipo de condicionamiento le habían hecho para poder encontrar la manera de deshacerlo.

—Sí. —Steve le dio unas palmadas en el hombro a Harley con más fuerza de la estrictamente necesaria—. Y cuéntame, Harley —dijo Steve, mirándolo — ¿Cuántos años me habías dicho que tenías?