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𝐒𝐭𝐞𝐯𝐞

Cada célula del cuerpo de Steve se rebeló ante todo lo que sucedía.

Pero ¿Tony?

Él solo les sonrió a todos.

—¿Qué les parece si subimos? —comentó —No tiene sentido besarnos y comenzar aquí abajo puesto que vamos a subir.

Se refería a que quería... ¿Esta noche ?

El corazón de Steve comenzó a latir el doble de rápido mientras lo observaba con más atención que nunca. Pero la verdad es que Tony no parecía asustado ni preocupado. Tal vez él tenía una concepción antigua respecto del sexo. Es que... Estaba tan acostumbrado a temer y a estar en alerta constantemente por Harry. Supuso que sería difícil suprimir ese instinto protector.

—Creo que esa es mi señal para ir por los niños —dijo Thor. —Les dije que los llevaría a acampar en el bosque esta noche.

—¿Irás a llevarlos? —preguntó Tony, confundido. —Pero ¿qué hay de...? ¿No quieres...? —Se calló, mirando las escaleras.

El alfa simplemente sonrió con amabilidad cuando se acercó a él. —No me apunté en el sorteo por mí, lo hice por los niños, para que pudiesen tener la vida que merecen.

» No planeo compartir la cama matrimonial. Me quedaré en el dormitorio de los niños aquí abajo. Pero eso no significa que me sienta menos honrado de ser tu esposo ni que me tome los votos que acabamos de hacer a la ligera.

Se inclinó hacia adelante y le dio un beso en la mejilla. —Todo lo que siempre quise para mis niños fue seguridad, una familia y un futuro. Les estás dando las tres cosas. —Tomó las manos de Tony y les dio un apretón—. Gracias. —Luego lo soltó y dio un paso atrás.

Tony parpadeó rápidamente.

A pesar de que Thor casi lo hace llorar, era el único alfa que Steve había conocido en este lugar que creyó que realmente podía agradarle.

Luego de que Thor bajara a los chicos, Tony fue el primero en subir.

¿Estaba nervioso? Debía estarlo. Ellos eran desconocidos.

Y ahora iban arriba a... a... Tragó saliva, con una mano temblorosa en la barandilla mientras llegaba a la cima de las escaleras y seguía a Tony por un pasillo oscuro.

Al llegar al dormitorio principal el omega se volvió para quitarse la camisa, quedando su torso completamente desnudo.

—¡Tony! —gritó Steve, caminando al frente a largas zancadas y volteándolo para mirarle mejor la espalda. —¿Quién te hizo esto? —Llevó la mano hacia la piel desfigurada en la parte superior de su hombro con forma de H.

Había sido marcado.

El castaño se alejó de él y se dio vuelta. Era la primera vez en toda la noche que tenía una expresión distinta a feliz y seguro.

Tenía los ojos pegados al suelo cuando murmuró:

—Eso es lo que les pasa a los omegas en Hydra.

Hyd... Malditos... Aunque fuese lo último que hiciese, Steve prendería en llamas ese maldito lugar.

—Lo siento tanto.

—Ya no importa —dijo, meneando la cabeza y retrocediendo. —Es el pasado. —Sus preciosos ojos cafés se levantaron en búsqueda de los suyos—. Me interesa más mi futuro —dijo con voz suave y entrecortada—. Esta es mi noche de bodas, después de todo.

De pronto bajó los ojos a los labios de Steve. Por todos los cielos, ¿intentaba matarlo? Y cuando Tony se acercó a él, no pudo contenerse a pesar de todos sus reparos. ¿Por cuánto tiempo había soñado con esto? Tenía que besarlo.

Virus Omega IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora