Ugly boy. ↳ [tomura shigaraki]

↳ Dos

Capítulo dos: Tan rudo y fuerte que no le importa nada más que yo.

—Necesito tu ayuda.

¿Qué?

Me sentía mareada, como en un ligero viaje astral. Estaba insegura de lo que creía acabar de escuchar.

Seguía sin procesar que... ¡el gran y caprichoso Tomura Shigaraki estuviese pidiéndome mi auxilio!

—Que lindo, ¿y no pudiste venir a pedírmelo en persona? —le dije modesta. No me mal entiendan, estaría encantada de ayudar a Mura en esta y en mis demás vidas, pero me causaba un leve calor de furia el hecho de que no se dignara a siquiera verme a los ojos.

¿Por qué él no entendía que este problema no es de nosotros?

—¿Me diste una tarjeta, no es así? —un sentimiento caliente me inundaba las mejillas, genuinamente pensaba que Mura había tirado, escupido e incluso quemado mi tarjeta—. Confórmate con eso.

Mura siempre ha sido una persona perseverante; alguien que ideaba un objetivo y lograba hacerlo por sí mismo. El que diera este paso tan gran de pedirme mi apoyo, y más aún en estos largos 4 años que ambos habíamos desaparecido de la vida del otro eran simplemente extraño; Mura producía en mi pecho un sentimiento tan ardiente e inexplicable que sentía que en cualquier momento mis pulmones se derretirían y mis costillas comenzarían a romperse, así de mal me tenía este hombre.

—Ya es suficiente con el siquiera dirigirte la palabra —un bufido sonó por medio de la bocina de mi teléfono para después comenzar a relatar su plan maestro en mi oreja.

Básicamente, el plan consistía en secuestrar a un chico con una particularidad explosiva –como su carácter– durante el campamento de una preparatoria de héroes. Simplemente había que raptarlo, convencerlo –u obligarlo– de unirse a la recién creada Liga de Villanos y que, junto con su particularidad de deterioro, su maestro y un pequeño –gran– apoyo económico de mi parte; podríamos incrementar juntos la producción en masa de nomus y así de una vez por todas, acabar con el símbolo de la paz: All Might.

¿Qué plan de mierda era ese?

—Ese es mi plan —dijo con una tranquilidad y confianza que incluso podía sentir su sonrisa arrogante a través de la bocina.

—Por favor, dime que esto es una broma —dije y fue entonces cuando recordé... ¡Mura no hace bromas!

—¿A qué te refieres?

—¿Por qué debemos raptar a un niño de preparatoria? —no podía comprender en que nos ayudaría ese chico en todo esto. Recordaba que Mura tenía planes disparatados y apresurados por sus caprichos y su ligero trastorno del emperador. ¿Recuerdan el ataque en la U.S.J. y cómo terminó? Bueno, ese es solo un ejemplo de mi punto—. Lo siento, pero tus planes cada vez son más irreales, Mura.

—¿Y eso a ti que te importa? —ladró con arrogancia, su grave tono enojado comenzaba a salir a luz, la agresividad en su boca podía asustar a muchos; pero no para mí, yo no era una de esas débiles personas que le levantaban la voz y lloraba, no señor.

—Si voy a formar parte de esto y pondré mi capital en juego, necesito saberlo —mantuve la calma, calma por calma da más calma.

—¿Crees que tu das ordenes aquí? —vaciló con superioridad, a la mierda la calma—. Claro que no, solo pondrás el dinero en la mesa.

—¿De verdad crees que daría un centavo de mi dinero en este plan? —Mura hizo un sonido de afirmación con la garganta—. Adiós, que tengas un buen día —no pude separar el aparato de mi oído ya que Mura comenzó a hablar exaltado para llamar mi atención y evitar que colgara el teléfono.