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2 de la madrugada.

Una pequeña y tierna kunoichi dormía tranquilamente en su pieza teniendo un sueño hermoso.

Sueño que se vio arruinado por los golpecitos en su puerta.

Se levantó a regañadientes de su cama para ver quien tocaba con tanta insistencia del otro lado de la puerta y grande fue su sorpresa al ver a la chica de mechones amarillos del otro lado de su puerta con un rostro neutral.

—¿Qué haces aquí a estas horas Makio-san?— Preguntó cansada la menor.

Y la respuesta que recibió la dejó en shock.

— Vine a acostarme contigo.— Dijo la mayor acariciando su cabello.

Suma se quedó en blanco mientras la miraba con un deje de miedo y confusión en su mirada.

Una respuesta muy fuerte para ella que nisiquiera se encontraba en sus cinco sentidos por haberse despertado recientemente. Pero no podía decirle que no a Makio ¿O si?

—¿No me vas a dejar entrar?

Dijo con un tono monótono la mayor sacando de sus pensamientos a la menor quien se removió nerviosa en su sitio para dejarla pasar.

— Claro p-pasa.

Makio ingresó a la habitación de la menor con una expresión confusa en el rostro por el repentino nerviosismo de la peli-negra.

Suma veía fijamente como la mayor se acostaba boca arriba en la cama con los brazos detrás de su cabeza mirando el techo fijamente.

Camino temerosa hasta sentarse en una esquina de la cama en un silencio tenso e incómodo.

¿Qué se suponía que debería hacer?
Ella solo vino de madrugada a su cuarto y le dijo "vine a acostarme contigo" cómo podría reaccionar a eso.

Quizás estaba esperando que ella hiciera algo primero o quizás  se durmió. Descarto esa idea de sus pensamientos en cuanto comprobó que estaba completamente despierta, aún mirando el techo como si el mayor de los misterios se encontrara allí.

Quizás si no fuera tan tímida ya hubiera hecho algo y terminaría con ese incómodo silencio.

Suma salió del martirio que tenía en la cabeza cuando vio a la mayor tratando de levantarse de la cama y algo en su cabeza hizo que su cuerpo reaccionara y se moviera por si solo.

Tomando toda la fuerza interna que tenía empujó a la mayor a la cama nuevamente y se posicionó en su encima sus mejillas tornándose un rojo carmesí al ver la mirada sorprendida de la mayor.

— ¿Qué est-...

No la dejo terminar ya que estampo sus bocas en un beso algo torpe que la mayor correspondió enseguida.

Suma mantenía sus manos sobre los hombros de Makio y esta mantenía las suyas quietas a sus costados. La mayor pidió permiso para meter su lengua en la cavidad de la menor y esta con algo de timidez se lo concedio abriendo su boca para dejar ingresar la lengua contraria.

Comenzaron una pequeña guerra Suma al ser inexperta no podía seguirle el paso muy bien a Makio pero a esta parecía importarle muy poco la inexperiencia de la menor.

Se separaron por el maldito oxígeno, y Suma aprovechó para bajar sus besos al cuello de la mayor esta que estaba cada vez más sorprendida por su actitud que nunca había visto en ella.

— ¿Por qué estás haciendo esto?—Pregunto Makio tomándola suavemente de los hombros para alejarla un poco.

— T-tu dijiste que vi-viniste a acostarte c-conmigo.

Suma bajo la cabeza avergonzada por decir tales palabras, Makio sintió que algo en su cabeza había hecho click dándose cuenta que la menor había malinterpretado la situación por completo.

Makio no planeaba acostarse con ella en el ámbito sexual sino para dormir ya que en el tiempo que estuvo lastimada por la pelea se acostumbró a que la menor se quedara a dormir con ella y entonces no podía dormir ya que necesitaba su calor para dormir.

Ahora mismo se sentía algo culpable por usar unas palabras que podían malinterpretar tan fácilmente.

— Oh, lo siento yo... no lo decía de esa forma. Lo decia porque quería dormir contigo.—Explico apenada la mayor.

Suma se sonrojo hasta las orejas y se bajó lentamente del regazo de la mayor para sentarse a su lado mirando hacia abajo y jugando con sus dedos.

— Perdón, perdón, perdón Makio-san yo pensé que tu querías eso y al principio me asusté mucho... pero supuse que no tenía que tener miedo porque eras tu y porque eh de tenerte miedo a ti por eso pe-pense que...

Suma paro de hablar cuando Makio colocó su mano sobre sus labios.

— Estas delirando cariño.

— Lo siento.— Dijo bajito.

— No tienes que disculparte fue mi error por no explicarme bien.

Suma asintió nerviosa.

— ¿Que te parece si nos acostamos a dormir— aclaro— tengo mucho sueño y creo que sin ti me cuesta dormir ahora.

— Es tu culpa por obligarme a dormir contigo.

— Yo, yo no te obligaba.— Dijo fingiendo estar ofendida.

—Claro como digas.

Ambas se acostaron en la cama de la menor, Makio abrazando a Suma como si de un oso de peluche se tratase y esta escondía su rostro en su cuello.

Ahora Makio podía dormir tranquila porque podía tener a la menor en sus brazos.

Makio Y Suma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora