• 𝐊𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨 𝐓𝐚𝐧𝐣𝐢𝐫𝐨 •

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Acarició con suavidad la cabeza de Nezuko que parecía disfrutar de sus toques ya que no mostraba signos de molestias, al contrario, estaba más que relajada descansando en el regazo de la ojiazul

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Acarició con suavidad la cabeza de Nezuko que parecía disfrutar de sus toques ya que no mostraba signos de molestias, al contrario, estaba más que relajada descansando en el regazo de la ojiazul.

Nezuko la vio desde abajo y se aferró a su abdomen mientras cerraba sus ojos disfrutando los mimos que la chica le brindaba. Rukia sonrió con dulzura por esta acción, sin dudas era demasiado adorable que le hacía querer protegerla como si fuera una niña a pesar de que tenían una edad muy cercana y era un demonio.

— Nezuko-chan, ven, te arreglaré el cabello para que estés muy bonita para cuando regrese Tanjirō.

Sus ojos brillaron de emoción y con rapidez se sentó frente a ella, Rukia río y fue en busca del cepillo y pronto comenzó a cepillar con delicadeza y calma su cabello para desenredarlo, estaba pensando que podría hacerle, pero fue interrumpida por algunos sonidos que soltaba al demonio y cuando le dio su atención vio que apuntaba con su mano su cabeza, indicando que quería el mismo peinado.

— ¿Segura? — Asintió entusiasmada — Bien, si no te llega a gustar podemos probar otros. Tanjirō se pondrá tan feliz de verte despierta y tan bonita.

Cepillaba su cabello a la vez que le hablaba y contaba algunas anécdotas de su infancia, Nezuko parecía estar feliz de escucharla y parecía querer dormirse al sentir como le acariciaba el cabello. Estuvieron así unos minutos, pero cuando ella fue en busca de los adornos y ligas la demonio se había levantado de golpe y salió de su habitación para salir afuera, haciendo volar la puerta de una patada. Temía de que Muzan estuviera manipulándola y sin dudar fue atrás de ella, se sorprendió muchísimo cuando la vio abrazar a Tanjirō.

El pasador que tenía en manos se le resbaló y sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, corrió hacia ellos uniéndose al abrazo y aferrándose a Tanjirō, sintiéndose aliviada de poder verlo nuevamente a salvo y pronto empezó a llorar contagiada de los sollozos del chico.

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— Tanjirō, ¿Qué haces ahí?

Preguntó al verlo sentado abrazando sus rodillas en un rincón, él le sonrió y sus mejillas se pusieron rojas de la vergüenza por estar en la misma habitación que Rukia.

— Perdón, Rukia-chan, es que...

— No te tienes porqué disculpar, Tanjirō — Río — Ven, dormirás aquí, no tiene sentido que hayas hecho una prueba tan dura como para que tengas que dormir en una esquina y en esa posición. Nezuko-chan estará bien, así que no tienes porque preocuparte.

Se acercó y tomó su mano, obligándole a recostarse en el futón que tenía al lado, quedando ambos juntos y mirándose a los ojos, inmediatamente las mejillas de los dos se sonrojaron por la cercanía. Tanjirō intentaba controlar el latir de su corazón, temiendo que ella pudiera escucharlo y descubrier sus verdaderos sentimientos.

𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐊𝐢𝐦𝐞𝐭𝐬𝐮 𝐍𝐨 𝐘𝐚𝐢𝐛𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora