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Your POV
-¿Por qué respondiste, Lauren?- le reclamé mientras le quitaba mi celular de las manos. Esto iba a causarme grandes problemas y todo era solo un malentendido.
-Calma, no pasa nada- rodó los ojos y levantó los hombros restándole importancia al tema. Esta no era la Lauren amable y considerada que había conocido estos meses. ¿Qué le sucedía?
-¿Nada? Creo que sabes bien que no le caes a Cheryl- sonrió amargamente, se levantó y me encaró.
-Y tú sabes que no importa- afirmó sin dudar. Mantuvimos nuestras miradas unidas, desafiantes, creando tensión en toda la habitación. Sus ojos eran verde oscuro, llenos de furia, por algún motivo desconocido me gustaban de ese tono. Inconscientemente deslicé mi mirada hacia sus labios, un fuerza interna me decía que la besara y otra me impedía hacerlo. Cerré los ojos y me di la vuelta, debía salir de aquí antes que los equívocos pensamientos de Cheryl se vuelvan realidad.
-Me tengo que ir- avisé, tomé mi celular y le escribí a mi papá pidiéndole que enviara a alguien a recogerme lo más pronto posible.
-Vete si quieres- dijo tras mío, una parte de mi corazón se rompió un poco ante sus duras y frías palabras.
-Creí que te importaba- reclamé sin darme la vuelta para verla, odiaba este sentimiento de vulnerabilidad, no lo había sentido hasta que reconocí que estaba enamorada de Cheryl.
-Si, pero entiende que esa chica no te conviene para nada- escuché sus pasos acercarse a mí, su mano sobre mi hombro, segundos después me aparte bruscamente de ella.
-No te atrevas a hablar de mi novia- no me había dado cuenta que su semblante había cambiado, se había calmado, pero mi actuales palabras habían hecho un nuevo cambio, entre sorpresa e indignación. Frunció los labios y la frente, respiró profundamente y habló.
-Conoces la salida- se dio la vuelta y cogió una botella de cerveza de la nevera. Ugh, no.
-Lauren...- intenté acercarme, pero no pude, tenía miedo de arruinar más las cosas entre nosotras.
-Solo vete, (_____)- con su pulgar señaló la salida y sin decir más, se metió en una habitación azotando la puerta fuertemente haciéndome saltar de sorpresa por su acción.
No había marcha atrás. Al menos no en este momento.
Con una sensación de impotencia salí de la casa, miré mi teléfono, eran las 10:30 PM. Comencé a avanzar en el camino mientras esperaba al chófer. Este día no podía empeorar. Primero, el tiempo que íbamos a pasar juntas, mi novia y yo, se había perdido por la estúpida presencia de Toni Topaz. Segundo, había peleado con Lauren por una llamada que no debió pasar. Y tercero, seguro mi novia estaría completamente loca porque la ojiverde le respondió y no quién se supone debía hacerlo, yo.
De pronto escuché truenos... Carajo.
-¡Si me odias, solo escríbelo en un papel, no debes hacerme todo esto!- grité en dirección al cielo, tal vez Dios, el universo, el destino o quién manejara esta realidad se estaría riendo de mi situación y de cómo le reclamaba que me estuviera empapando ahora mismo. Una cosa mala más a la lista.
Y como respuesta a mi desesperado reclamo, dos luces se acercaban en el camino. ¿Era para mí o era otra desgracia?
-Señorita Hiddleston- dijo Robert, nuestro más antiguo chófer. Miré al cielo y susurré un gracias. Bajó con un paraguas para cubrirnos y me abrió la puerta -Le traje una manta, parece que no se dio cuenta que llovería.
