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— ¡Sasha Waybright!
Una mujer furiosa de unos treinta años, cabello rubio y ojos un tanto negros tocaba con algo de furia la puerta de su única hija.
Sasha suspiró suavemente. ¿Ahora que quería? Nunca estaba y cuando estaba tenía que venir a joderle. Con algo de pereza se encamino hacía la puerta al abrirla se encontró a su madre bastante enojada ¡También estaba su padre! y eso significaba...
La iban a regañar y feo.
— ¿Me puedes explicar porqué mierda andas con esa niña? — habló de forma un tanto furiosa mientras el señor quién también era rubia se cruzaba de brazos.
— ¿que te debo explicar? ¿de qué hablas?
— ¡No te hagas la loca! Te estuviste besando con esa niña, es más hasta son pareja. — ahora habló el hombro mirando fijamente a su hija.
— ¿y a ustedes que mierda les importa? Si, soy novia de Marcy Wu ¡La amo mucho! no me importa lo que ustedes crean y me siento orgullosa de lo que soy.
Un fuerte golpeé se había escuchado, su madre le había dado una cachetada dejando que su mejilla se fuera colocando de un tono Carmín, tomó su propia mejilla y sus cabellos caían de su cara.
— me importa una mierda, terminas esa relación porqué la terminas. — habló de forma firme su padre.
Sasha suspiró suavemente.
— ¿y si no, qué?
— te separaremos de ellas para siempre y nunca volverás a verla, además... ¡No queremos una hija desviada! — ahora habló su madre, mientras la señalaba.
La rubia los miraba de reojo, para luego empujarlos a ambos sacandolos de su habitación, pequeñas lágrimas salían de sus ojos.
No sabía que hacer realmente. ¿Terminar su relación con su amor? o... ¿Separarse de él amor de su amor?
y aquella noche había comenzado a llorar, la pobre rubia no sabía realmente que hacer.
Definitivamente sus padres eran unos estúpidos.
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Dias y días habían pasado, Sasha comenzó a ignorar a Marcy creando que la azabache se sintiera deprimida. Anne suspiraba suavemente dándole consuelo a su pequeña amiga.
En vez de sacar conclusiones, decidió hablar con Sasha para ver qué realmente pasaba. La rubia había rompido en lágrimas abrazándola. Además... Nunca en su vida había llorado en su cara.
Solo cuando fueron unas niñas.
— hola a todos... — comenzó la azabache sin mirar a la cámara. — la verdad no pensaba subir directo pero... No quería dejarlos sin directos además los amo mucho. — suspiró para luego colocarse su chaqueta.
Todos se preocuparon en el chat, algunos se hacían preguntas ¿estaba triste? ¿que le había pasado? Anne por otro lado solo suspiraba suavemente.
Todo se había complicado. ¿Ahora qué? ¿Era el final?
La verdad es qué... No, Sasha haría lo posible para no perder al amor de su vida.
Sin importa qué... Sus padres la odiaran, después de todo, sus padres nunca tuvieron algún interés en ella, le dieron lo que quería, la dejaron hacer lo que le diera la gana pero... Nunca le dieron amor, cosa que ella más que nada necesitaba.
— el día de hoy... Seguiremos con la serie de Minecraft. — habló nuevamente la azabache.
Seguramente se sentiría mejor jugando.
Donaciones comenzaron, algunas la estaban intentando animar, otras le hacían reír, Marcy enserio amaba a sus seguidores los cuales... Definitivamente la habían animado bastante.
Además... ¡Anne había vuelto con sus comentarios divertidos! Eso sí le animaba.
Pero... Nada de Sasha, nada, ni un mensaje ni nada.
¿Que había pasado para ese cambio tan drástico?
La mente de Marcy pensaba cosas, daba vueltas se sentía insegura. ¿Será que ya no la amaba? ¿La usaba? Ni ella misma sabía.
Pero... Al igual qué Sasha, ella tampoco podía dormir, es más daba muchas vueltas en la cama.
— ¿Mar-Mar? — una voz un tanto grave se escuchó en la habitación.
Marcy abrió sus ojos encontrándose con su hermano, se podían decir que ellos tenían una gran relación, se contaban todo, se mantenía juntos y hasta se trataba de subir los animas entre sí.
— ¿qué sucedió...? En tu directo te veías triste. — se sentó en la cama mirándola.
— es qué... Me siento extraña y triste. — lo abrazó con fuerza.
Darcy acarició sus cabellos de forma suave, eso solía relajar a Marcy, calmarla cuando estaba triste.
El chico azabache se mantuvo con ella aquella noche, dándole mimos y hasta dándole pequeños consejos.
Después de todo, no le gustaba ver a su pequeña hermana triste o desanimaba, perdiendo su brillo en sus ojos, sus ánimos...
Haría lo posible para volver a ver esa sonrisa sobre su rostro.
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