RAZON PARA MORIR #24

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Me culpo por quererte,
por inventarte,
porque sin mi imaginación no eras nadie,
pero creí que ya nadie había para mí.
Me culpo por quererte,
me culpo por creerte,
tú hablabas de cuidarme,
no lo hacías,
pero con tus palabras ya me sentía protegido.
Tú me hablabas de amor,
no lo hacías,
pero con tus palabras ya me sentía amado.
Me culpo por conocerte,
porque yo accedí a ti.
Yo tan grande , tan tonto, tan iluso y tan ingenuo,
tú tan pequeña, tan perversa y tan infame.
Viste en mí esa pequeña gacela deslumbrada ante la luz de una lámpara a mitad de la noche,
pasmada ante el golpe de tu disparo,
cayendo en las garras de tu trampa revestida de palabras que sabías que quería escuchar.
Yo no tenía a nadie,
lo sabías sin siquiera indagarlo,
se me notaba en mi desesperada búsqueda de ti.
Yo era lo que no sabías que buscabas, dijiste.
Yo te hice sentir lo que en más de tres décadas nadie te había causado, dijiste.
Porque yo era tan hermosa y tan dulce
como caramelo reluciente,
y tú tan muerto de hambre desde no sé cuándo.
Me culpo por quererte,
me culpo por creerte,
por pensar que sería una cita de café,
donde seguramente me preguntarías
si me gusta el el rojo o el negro ,
si prefiero las los videojuegos o los deportes,
el mar o el bosque,
loa besos o los abrazos.
Tonto yo, que me puse una camisa a rayas porque era lo mejor de mi guardarropa,
tonto yo que usé los  zapatos más caros para que te alcanzaran mis brazos,
tonto yo que nunca pensé que tendría que correr.
Tonto yo que pinte mil futuros,
tonto yo que corte mi cabello,
tonta yo que usé ese perfume con notas de madera.
Yo era un banquete para las bestias.
¿Dónde estaba aquel café?
¿Dónde estaba aquella mujer que me miraba con dulzura?
«Cierra los ojos,
cierra los ojos,
es una sorpresa»
Una parte de mí quería correr,
la otra aún te quería creer,
porque no podías dañarme,
tú no lo harías.
Tú me querías ¿verdad?

Sigo sin reconocer mis propios dedos,
no puedo volver a sentir caricias,
no puedo comer sin sentir náuseas,
no puedo bañarme sin pensar en ti,
no puedo usar esa camisa a rayas,
no puedo usar esos zapatos,
no puedo sentirme feliz de ser hombre,
no puedo confiar
porque a ti te creí y...
me mataste.
Sigo con vida
y ese es el peor asesinato de la historia.
Te fuiste,
pero sigues en mi cabeza,
volviendo como pesadilla,
en siete de cada diez sueños
vuelves a lastimarme,
a jurar que estarás conmigo,
con los pocos brotes que sobrevivieron la avalancha.
Siete de cada diez sueños vuelves a lanzarme por el abismo,
tres de cada diez sigo buscándome en ese abismo,
no sé si puedas dormir o verte al espejo,
porque yo no puedo,
día a día lucho por reconstruirme,
por buscar las piezas que perdí en las calles,
pero siempre estás tú,
no puedo volver a querer porque regresas,
nadie puede tocarme
porque se convierten en tus manos,
nadie puede mirarme
porque son tus ojos,
nadie puede amarme
porque ya no le creo.
No puedo ponerme la mano en el corazón ,
porque hasta de mis manos tengo miedo.
Soy ruinas,
pero fui imperio.
Arrancaste las flores,
pero no la raíz,
volveré a florecer.

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