DARIEN
¡¿Acaso esta mujer intenta matarme?! - No podía pensar otra cosa en este momento más que en probar sus labios de manera salvaje como he soñadp en mis más locas fantasías y dejar marcas mucho más placenteras en ella, que la que se supone tiene en este momento en su espalda.
Si, es cierto que yo comencé con el jueguito del torso desnudo para usarlo a mi favor (y claro que ha dado resultados), pero en un solo movimiento de mi rubia sentí el jaque mate, la muy condenada no se anda con rodeos, y aunque jamás he conocido a alguien que vaya tan de frente como ella, este lado suyo me está volviendo loco, realmente mi fierecilla me trae de cabeza.
Solo necesité dos grandes zancadas y ya me encontraba frente a ella, admirando sus ojos (bueno, algo más que sus ojos para que negarlo), pero es que mi fiera tiene la mejor delantera que he visto en mi vida, ¡Sería un crimen no mirarla!
Me acerco a sus labios de manera rápida y la retengo entre mis brazos fuertemente. ¡Ni loco se me escapa! Y veo como abre sus labios levemente, como una invitación silenciosa. ¡Señor, dame fuerza para ir más lento! En estos momentos mi cuerpo se siente en llamas y no precisamente por la rutina realizada, esta mujer me tiene como antorcha.
Siento el roce de sus labios y no miento al decir que escucho el maldito coro de los ángeles, no creo que esté en el cielo, porque el calor que siento en este momento debería reflejar otro tipo de lugares, así como también las ideas para nada angelicales que se crean segundo a segundo en mi cabeza mientras el beso se intensifica.
SERENA
¡¿Dónde lo tenías escondido, Dios?! - pienso mientras mi ya para nada odiado payaso me besa como si no hubiera un mañana, siento como el calor invade mi centro de manera arrolladora, me arrincona contra la pared de su remolque y recuerdo el moretón en mi espalda, pero ni loca voy a quejarme, siento un mayor dolor en otros lados de mi cuerpo y exijo que sea mi payaso quien me ayude a calmarlos.
Siento su lucha interna entre si pone sus manos en mi cuerpo o no y decido ayudarlo. ¡Pobre! No sabe que está desatando a mi fiera interior; yo misma tomo una de sus manos y la deposito sin tapujos en uno de mis pechos, una clara invitación a que puede hacerme lo que quiera (Les dije que de tímida no tengo un pelo).
Gracias a todos los cielos no necesitó mayor invitación y comenzó con su recorrido moldeando cada parte de mi cuerpo, mi piel quema por donde pasa sus manos.
Poso mis manos en su increíble paquete (sus abdominales!) Tanto le gustó exhibirlos y ahora tengo la suerte de sentirlos entre mis dedos, comienzo a bajar mi mano peligrosamente por su estómago y lo siento gemir, ¡Ay payasito, las cosas que me provocas con esos ruiditos!
Sigo bajando, casi llegando a mi ansiada meta, cuando la puerta del remolque se abre de golpe, del puro susto me giré para que no viera mi delantera, (si, estoy orgullosa de ella, pero tampoco es para que me la vea medio mundo) y en el proceso me di de lleno con un estante ubicado en la pared, para mi mala suerte en el mismo moretón que ya tenía decorando mi espalda, definitivamente estos no han sido mis días de suerte.
Darien... Andrew quiere saber si quieres comer con ellos. - El desgraciado que nos interrumpió, al ver la escena, se giró inmediatamente deshaciéndose en disculpas.
¡Lo siento! No sabía que ya estabas comiendo. - Indicó ahogando una risita - Me voy ahora, perdón, perdón. - Y tan rápido como llegó se retiró del lugar.
Ambos nos miramos un par de segundos perplejos, vi en su mirada el deseo contenido, se muy bien que si me acerco a sus labios de nuevo no existirá quien nos pare, pero cuando estoy a punto de hacerlo, siento la punzada de dolor en la espalda,
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El circo de mis sueños
FanfictionEl circo ha llegado a la ciudad y aunque Serena Tsukino y el circo no tienen nada en común, pronto se verá envuelta en este mundo. ¿Qué puede suceder entre una chica normal y un atractivo payaso cuando se baja el telón?